viernes, 23 de diciembre de 2011

Desperté solo

 
“El amor en acción es una cosa dura y terrible,
comparado con el amor en sueños”
Fiódor Dostoievski
Tengo un niño en brazos, lleva pañales y una camisita sencilla. Quizás ocho meses sea su edad. Su piel es blanca y sonrosada por la fiebre, contrasta con mi piel. Con ternura lo cargo, beso su mejía y su piel abrasadora quema mis labios. Me invade una tristeza más profunda que la que me produce el lugar tétrico en el que estoy y al que, seguramente, pertenezco. El niño sufre en silencio en mis brazos y mis caricias no lo sanan.
Deambulo de izquierda a derecha tarareando una vieja canción de cuna. Me desespero porque a cada minuto que pasa siento que lo voy perdiendo. Pero... ¿Quién es este niño?... ¿Yo tengo hijo?.... Por qué sufro si ni siquiera sé si es de mi familia. ¿A caso yo tengo familia?  El bebé me queda viendo como si leyera mis pensamientos, yo lo abrazo, beso sus mejías, rozo mi mejía contra la suya, sólo sé que lo quiero, que lo amo y que no puedo dejar que se muera... mi angustia se hace cada vez más horrible. En este lugar no puedo hacer nada para ayudarlo. ¿Puedo ayudar a alguien desde mi infortunio?
Siento que el tiempo va avanzando paulatinamente. Cada movimiento que hago queda inmediatamente registrado en el tiempo, como guardado en la cinta de un filme. Empiezo a llorar y mis lágrimas mojan las mejías del chiquillo e inmediatamente se secan. El sufrimiento y la desesperación se convierten en las eternas sensaciones de mi cuerpo. No tengo en este desván un lugar donde colocar a este bebé. Veo mi cama y lo recuesto en las almohadas, a su lado me instalo yo para compartir con él su fiebre, su enfermedad. Deseara sufrirla yo para que él estuviera feliz.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

El último hombre

"INFINITO" by Waldir Ruiz

Recuerdo la primera vez que me vieron, fue el momento más terrible para mí. Se asustaban de mi aspecto y de mis ideas, de mi manera de ver la vida y de mi concepción de ser feliz. Llegó un momento en que ya no pude seguir soportando ser el “hazme reír de los demás” y ahí fue cuando se me ocurrió esconderme. Permanecer escondido ha resultado cómodo, pero hay días en que me invaden las vehementes ganas de mi naturaleza de Ser libre y me reprimo, me sofoco y lloro hasta que no salga ni una sola lágrima más, me siento desdichado e inútil. Hoy más que ningún otro día he sentido el deseo inexplicable de salir y dejar de ver la vida de otros por la rendija de este escondite. Tengo ganas de construir mi historia. 

Yo tengo la piel escamosa como un pez, en un tono amarillento y horrible, mis ojos son enormes y no los puedo cerrar porque no tengo párpados. Soy alto y de prominente masa corporal. No tengo uñas ni cabello que cubra mis sienes. Mis labios son de un rojo sangre que causa repulsión, en suma: soy un monstruo.

viernes, 16 de diciembre de 2011

Una carta a las mujeres con testosterona

Beatriz Preciado, filósofa y teórica del género

La mayoría de mujeres que he conocido hasta hoy son puras mujeres con testosterona. No son “mujeres con bigote” como conceptuó mi sobrinito cuando leyó el título de este artículo, si no lo uso como una connotación que la filósofa contemporánea Beatriz Preciado le confiere al término para referirse a mujeres que han decidido romper esquemas y sin ningún titubeo ocupar espacios públicos antes destinados únicamente a los hombres.

Empecemos por casita: mi mama creo que es la primera mujer con testosterona que conozco; pero como me prohibió que le echara flores y me pidió que no echara a perder la imagen de mi papa (…jeje) me abstengo de decir las razones; pero ya se imaginarán, es como todas las madres nicaragüenses.

Una mujer con testosterona que conocemos en común es nuestra primera dama Rosario Murillo que, diga lo que se diga, les guste o no, ella es un vivo ejemplo de que las mujeres, aunque no sean declaradas oficialmente Presidenta de la República, disponen, toman decisiones y deciden muchas cosas. Ahí la vemos, siempre encabezando, emprendiendo, comunicando. Tiene un lugar privilegiado desde donde puede abogar por hacer posible la vida de miles de mujeres nicaragüenses (y, claro, también de hombres).

Otras mujeres con testosteronas que admiro, es a aquellas que fungen como alcaldesas, como directoras (también educadoras) de colegios o de ONG´S, las comunicadoras que hacen periodismo, que no se conforman con ser la “carita bonita” que lee las notas (que hizo otro) ante una cámara de TV. Periodistas como mi estimada Leonor Álvarez de EL NUEVO DIARIO que siendo tan joven lleva sus buenos años dedicada a esta labor.

Tenemos a Gioconda Belli que, con detractores y admiradores, es un referente femenino en la literatura nicaragüense al igual que Gloria Elena Espinoza de Tercero, Claribel Alegría, Vidaluz Meneses quien también es presidenta del Centro Nicaragüense de Escritores (CNE), Rosario Aguilar…

 Y cuando un hombre tiene miedo a algo, siempre hay una “mujer con testosterona” para demostrar que la testosterona no es la hormona de la “fuerza o valor” (o de la masculinidad), porque dentro de una mujer hay más fuerza y valor que toda la testosterona de nosotros los hombres juntos… y a como dijo un amigo puertorriqueño: “¡Eso está sellao! 

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Hace unos días me enamoré de Rubén García



Rubén Garcìa / cortesía
Suele hablarse de amor a primera vista; sé perfectamente que el amor tiende a hacer una leyenda de sí mismo y a mitificar retrospectivamente sus comienzos”
Milan Kundera: “La broma”

Para empezar, no estoy seguro de que sea amor; pero como está de moda el amor  tengo que decir que me enamoré de mi bloguero favorito: Rubén García, un españolito que me trae bien loco con los escritos en su flog que son muy sagaces , ácidos, refrescantes, divertidos y aventados como me gustan a mí. Dice las cosas como las piensa y ahí se quedan.

Hace unos días me dijo que yo también lo tengo loco, entonces, con ese su acento castizo sureño que a mí me enloquece, me dice las cosas más obscenas del mundo (algunas ni entiendo; pero me gustan) y nos expresamos las ganas que nos tenemos y con las que nos quedamos a través de la webcam. Eso sí, nada de mariconadas, somos dos hombres que nos deseamos y nos amamos, por el momento, virtualmente.

lunes, 12 de diciembre de 2011

La jerarquía de género que se esconde detrás de las relaciones homosexuales

“¿Quién hace de hombre y quién hace de mujer? ¿Quién es el hombre y quién es la mujer?”, siempre me había exasperado este tipo de preguntas hacia quienes mantienen una relación homosexual, la consideraba intencionalmente grosera y tonta, por parecerme obvio: son dos hombres o dos mujeres viviendo una relación y nada más.

 A penas hace unos meses mi cabeza no comprendía tal interrogante, pues no sabía hacia dónde apuntaba específicamente la curiosidad; sin embargo, tras conversaciones abiertas con los curiosos he descubierto que dicha cuestión se dirige más hacia un aspecto genérico (roles) que, igualmente, toca aspectos tan íntimos como las relaciones sexuales.

¿Heteroflexibilidad o miedo a volverse gays?


Imagen tomada de bligoo.es
A menudo escucho a amigos y me he encontrado con hombres que se autodefinen como heteroflexibles.  Al intentar profundizar en su manera de vivir la sexualidad heteroflexible me encontré con el hallazgo de una actividad muy parecida a la que la Organización Panamericana de la Salud (OPS) denomina HSH (hombres que tienen sexo con hombres).

 Sin embargo, a diferencia de los HSH que se reducen a prácticas sexuales,  los heteroflexibles no descartan la posibilidad de desarrollar un vínculo sentimental “temporal” con los hombres que sostienen relaciones sexuales. Hay hombres heteroflexibles que únicamente asumen el rol activo dentro de la relación o encuentro sexual, algunos nunca besan u otros únicamente disfrutan de besos y sexo sin penetración. Las prácticas, como siempre, ocurren de manera diferente para cada caso.

jueves, 8 de diciembre de 2011

¿Pornografía casera y privada?


Fotografía tomada del portal yahoo.es
Tenemos claro lo vertiginoso que ha sido el auge de la tecnología a inicios de este siglo. Fijémonos en internet con las redes sociales que como bola de nieve arrastraron e impulsaron el mercado tecnológico hacia las cámaras digitales, los celulares con esta opción integrada, las computadoras y toda esa enorme lista de novedades y alternativas que hoy por hoy tenemos para echar andar nuestra imaginación, simplificar, optimizar y hasta pasarla divertido en nuestra vida.

Pero, ¿qué pasa cuando estas herramientas se salen de nuestro control y se pone en riesgo nuestra integridad física o emocional?  Hace unos años a una amiga y compañera de secundaria le sucedió algo muy grave. Ella solía tomarse fotos con su camarita digital haciendo poses provocativas mientras las iba almacenando en su computadora y se divertía enseñándoselas a su novio… Al parecer, el jueguito íntimo fue subiendo de tono y ella accedió a fotografiarse completamente desnuda con poses absolutamente obscenas. Todo iba bien, quedaba entre ellos, pensaban. “A su computadora no tenía acceso nadie, no había de qué preocuparse” decía mi compañera.

Pero, pasó “lo que suele pasar” con las computadoras: se dañó.  Y en el “corre corre” de las tareas de la Universidad lo único que le importaba era encontrar un técnico para que repara su computadora, ni recordaba de que ahí andaba almacenada una considerable cantidad de “fotos íntimas”.  Dejó su computadora en manos de un “amigo” especializado en reparación y mantenimiento de ordenadores, luego de un par de días le devolvió su computadora y ella siguió con su vida cotidiana hasta que la pesadilla empezara unas semanas después.

De pronto, el amigo del amigo del amigo del novio andaba 4 fotos “pornográficas” de ella en su celular. Luego, “Luís”, “Pedro”, “Juan”, “Carlos”, “Antonio”…  Se enteró su familia, luego su novio terminó la relación con ella sin apoyarla en medio de todo ese asunto tan bochornoso… y como por arte de magia casi medio pueblo andaba sus fotos en el celular. El jueguito se convirtió en un enorme problema, para ella y toda su familia, a tal grado que se cambiaron de ciudad. Ni siquiera puedo imaginar lo que sintió mi compañera…

A todo esto, pues lo único que queda de reflexión es que mientras menos precavidos seamos, peor la pasamos. Algo que a mí me llamó la atención de su caso (y  de otros similares) es ¿por qué son sólo ellas las que se tienen que desnudar ante una cámara? ¿Por qué no ambos? Esto siempre propicia que una de las partes cargue con mayores daños en casos como estos. Otro punto importante es que debemos fijarnos bien a quienes les confiamos, en general, nuestros dispositivos de almacenamiento de información y considero que juega un papel muy importante la ética de los profesionales en este campo.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

"Cuando era chico"


DONDE QUEDARON_by_Waldir Ruiz
 Cuando tenía 17 años solía frecuentar a un chileno de unos 20 años entre un bloque de clase y otro cuando estudiaba en León. Recuerdo que era para los primeros días de clase y conversábamos casi diario en el parque central mientras me invitaba a un raspado.   Le gustaba preguntarme cómo le hacía yo para divertirme “cuando era chico”, entonces, le contaba que jugaba fútbol con los chavalos del barrio, los de la cuadra o los de la esquina… y los zapatos de un miembro—el mal jugador-- del equipo perdedor quedaban colgados en el tendido eléctrico…

Él me decía que cosas similares hacía en su patria “cuando era chico”, pero que, a veces, los chicos de su barrio  tiraban los zapatos por puro gusto al alambrado eléctrico. Una anécdota que recuerdo es cuando me contó sobre la mudanza de su familia desde una zona rural de Chile, que no recuerdo el nombre, hacia una habitación en la Av. Apoquindo en Ciudad Santiago. (Lo que más me gustaba de hablar con él era oírle su acento y esa manera fluida de combinar la forma de tratamiento vos pronominal con la desinencia verbal del vosotros).Todas sus historias eran sobre el cambio y diferencia entre sus dos ciudades. Andaba en León por un mes y por razones “estrictamente laborales”. 
  
“Y ahí (en Santiago) uno está tranquilo en su cuarto, pero te asomái a la ventana y te dai cuenta que a la vecina le tiritan las hormonas, ahí te tirái sobre la cama y no sabís si echarte una paja o pegarte una ducha” me decía  el Chileno que, por cierto, se llama Tomás

Entonces, cuando llegaba mi turno de contar algo yo iniciaba “los chavalos del barrio…” y él me asaltaba la palabra (frunciendo el seño): ¿Los chavalos del barrio?, Y yo: ¿los chavalos del barrio? Son los chavalos del barrio… mientras nos reíamos porque a él siempre se le olvidaba a quienes me refería. 

A la sazón, recuerdo que me contó que a su vecina finalmente se la planchó y le gustó su “raja” y que también le gustaban “las gorditas con mini del centro”. Cada vez que nos encontrábamos me decía “no cacho por qué la gente se amarga”. Las gringas siempre pican me decía haciéndose el galán y de mí le gustaba mi cara de “lolo estudioso”. Tomás “a la pinta se la pasaba todo güendy conmigo”,  las mujeres le gustaban con buenas “gomas”  y cuando se bajaba de la “cuca” que pasaba por el Parque de los poetas siempre me decía: “sigue el luto compadre” (nunca entendí por qué…jeje).

lunes, 5 de diciembre de 2011

Amor XXY


Fotografía tomada de wikidic
Hace unos días cumplí 20 años y hace un mes conocí a Harry. Todos los días  me dice por chat que quiere estar conmigo y yo también quiero; pero me da miedo. No sé qué pasará cuando vea mi cuerpo, presiento que las camisetas grandes no me salvarán. Va querer verme desnudo y contemplarme. Yo no sabré qué decirle cuando vea mis pechos de mujer y mi pene pequeño.
Me cuesta entender por qué le gusto a Harry, su esposa es linda, tiene curvas y voluptuosidades. Yo soy línea recta, perpendicular y horizontal por el ángulo en que me vean; y tengo dos pechos medianamente grandes que siempre oculto bajo dos camisas. Le gusto como hombre—parezco hombre--; pero yo quisiera gustarle  como la quiere a ella, que me deseara así como a ella.
El pasado viernes que estuvimos juntos, me salvó un borracho que merodeaba el parque oscuro y abandonado en el que nos dimos cita. Lo vi más lindo que de costumbre, usaba una camiseta de Jack, a sus 30 y tantos años todavía tiene un aire juvenil que me encanta. Lo que más adoro son sus besos, me gusta sentir su lengua, el ritmo de su respiración y su barba afelpada, calientita, rasposa, masculina.

sábado, 3 de diciembre de 2011

Cosas que decir, Andrea…


Andrea Luque // Fotografía by Gloria Ruiz
“La Andrea me hace sentir bien, me da energía y buena vibra, es como un rayo de sol…” le contaba yo a mi mama un día de estos. Andrea es alguien especial que se convirtió en mi amiga y que nunca en mi vida imaginé conocer.
Nos hallamos hace más de un año: en ese entonces yo solía ser más callado de lo “normal”, totalmente hermético, hacía las cosas a la hora, cuándo y dónde tenía que ser, aceptaba pasivamente las condiciones que el sistema, al igual que un molde de galletas, preparó para la vida de subalterno que me tocó vivir…  pero la Andrea llegó justo cuando yo empezaba a cuestionarme, a replantearme muchas cosas que yo creía inamovibles y me dio lo que nadie hasta hoy me ha dado en la vida: el valor. El valor de ser diferente, de sacarle un mejor partido a la vida, o de aunque sea intentarlo…

lunes, 28 de noviembre de 2011

Erotismo Musical


"La bailarina" (1925), pintura de Joan Miró

La simbología sensual de “bailarina” de 1925 la encontramos en los  elementos más llamativos dentro de esta pintura: el color rojo y azul; el corazón y el fondo, y, sin ninguna duda, la araña y la luna. El corazón rojo simboliza la pasión, el fuego amoroso, el deseo carnal, pues a quién no le gusta una boca roja casi comestible; sin embargo en la pintura este elemento  está ubicado estratégicamente en lo que vendría a ser las caderas de la bailarina, donde está ubicado su sexo. El lugar específico de la feminidad, donde albergan todo el amor erótico, donde acogen a su pareja y lo que las hace dominar.

Por otro lado, está el color azul que ocupa el fondo. En este cuadro es utilizado para contrastar con la fogosidad  erótica que representa el color rojo, pues el azul representa lo frio, lo ilusorio , así que desde una perspectiva de contrastes puede  significar el fuego de la pasión por encima de la frialdad , la impotencia y la frigidez femenina .Y en otro sentido más unificador, son las pasiones que flotan en un inmenso mar de sueños , fantasías e ilusiones-unas  veces lícitas otras ilícitas-, pero todas  deliciosamente existentes  y provocativas en nuestro ser. Así Joan Miró consigue plasmarlo magistralmente.

Otro elemento en el cuadro que no podemos dejar pasar es la araña (que simboliza la absorción del ser por su propio centro) que pende de un hilo queda justo en la base del corazón rojo, su hilo parte de la luna (reina de la noche, del amor  nocturno) que sería la cabeza de la bailarina, éste a su vez encaja formando un tallo que aludiría al cuerpo.

El ya mencionado corazón  rojo sería las rítmicas caderas de la bailarina y la araña acentúa el sentido del sexo, pues los dos trazos que siguen serían las piernas abiertas que avanzan  misteriosamente hacia el trazo perpendicular, muy referente a un erguido falo, ubicado en el lado derecho  del cuadro que es rodeado  por una serpentina  que connota, movimiento, ritmo; en sí, música. En términos concluyentes podemos expresar  que Joan Miró nos plasmó una danza llena de sensualidad, de carga amorosa, donde la mujer seduce rítmicamente al varón. Una danza erótica llena de mucha diversión, pasión, fantasías y deseos.