domingo, 2 de mayo de 2021

pesadillas de verano 2/8

 


supe pasar largas épocas de mi vida en piscinas vacías

aguantar la respiración para no hacer ruido

       no estorbar el chapoteo intenso de los muchachos

       ruidosos que se orinan en las piletas del barrio

       como marcando territorio

       sobre mi cuerpo lánguido atravesando las aguas en silencio

miércoles, 28 de abril de 2021

lunes, 19 de abril de 2021

Otro día más sin ser Bianca Jagger

(o el mestizaje como una categoría “racista aspiracional”)

 

A raíz del Black Lives Matters (BLM) se detonaron las conversaciones con mis amigas en torno al racismo latinoamericano y el racismo en sus expresiones locales o desde nuestros respectivos países. Recuerdo que vino a mi mente una lluvia de expresiones, conversaciones, actos que a lo largo de mi vida han construido un discurso discriminatorio basado en la racialización de otros cuerpos de acuerdo a unos fenotipos particulares.

lunes, 12 de abril de 2021

¿El Cochón como “tercer género”?

 En el imaginario social, colectivo y popular las personas nicaragüenses tienen una forma bastante especial de percibir y describir las disidencias sexuales y de género de su entorno. Es un conocimiento popular bastante desapegado de las categorías elaboradas y construidas por la teoría queer o el movimiento LGBT a nivel internacional u occidental. Es a su vez, una nomenclatura pragmática y despectiva que reduce las disidencias sexuales y de género al término cochón/a construyendo desde este discurso algo que perfectamente podría entenderse como “tercer género” en códigos simbólicos que construyen realidades, desde prácticas sexuales hasta acciones discriminatorias y violencias que, lamentablemente muchas veces, terminan en crímenes de odio.

domingo, 28 de marzo de 2021

Amerika

 

Fotograma del videoclip de la canción "Amor y Lujo" de Mónica Naranjo

A Danny Ramírez Ayérdiz, con cariño.

 

¡Qué noche que es! —

En esta ciudad, mi vida, se sale a esta hora—

Lo bueno es que es segura, ¿no?

Obvio, mi vida, no te preocupés. Nos tomamos el subte y en 10 minutos estamos en la casa de los chicos—

Era mi segunda vez en esa ciudad avasallante y hermosa. Inofensiva y peligrosa a la vez. Daniel y yo habíamos decidido ir a la fiesta de cumpleaños de un amigo, como previa, a lo que sería nuestra primera visita a “la disca”, como la llamaba Daniel. La disca más grande de la ciudad. Éramos tan sólo dos jóvenes homosexuales en una ciudad que prometía mucho para nosotros. Entonces en la fiesta del cumpleaños tomé lo suficiente como para estar alegre. Lo suficiente como para olvidar qué estaba haciendo en esa ciudad grande. Daniel, como de costumbre, no tomó nada. Bailó. Se movió. Se rió. Comió. Pero no tomó nada de alcohol.

Yo pasaba constantemente del sillón a la mesa por bocadillos y tragos. Lo veía platicar animosamente con los chicos mientras me empinaba el vaso y daba un sorbo grandísimo de fernet con coca cola. Ustedes saben. Todo para perderle el respeto a esta jodida ciudad de Cortázar, de Cerati, la misma que empujara a la Pizarnik al abismo. Daniel se separaba de sus amigos de vez en cuando y se acercaba a mí a preguntarme si la estaba pasando bien. Siempre me pasa eso. Cuando estoy en una reunión y empiezo a pensar mucho, la gente piensa que estoy triste y me la estoy pasando mal. Pero no es así. Tan solo estoy pensando.

domingo, 14 de marzo de 2021

Los libros que perdí

                                                                                  


   
Perdí dos novelas en dos momentos distintos de mi vida. Dos novelas con las que me identifiqué, dos libros físicos con los que desarrollé apego y emocionalidad por haberlos leído en situaciones de mi vida que, al verlas en retrospectiva, estos significaron auténtica compañía. La primera novela fue Frankenstein o el moderno Prometeo de Mary Shelley. Recuerdo que la compré en oferta (80 pesos) del día de Halloween allá por el 2010-2011. Recuerdo la insistencia de mi amiga en que se lo prestara en cuanto terminara de leerlo. Nunca más volvió a mis manos.

lunes, 8 de marzo de 2021

ausencia


Soy como La Oreja de Van Gogh sin Amaia Montero: Sonando igual pero distinto al mismo tiempo. Se pueden llenar de libros las maletas y grabar nuevos álbumes para borrar las canciones viejas, pero nunca cambiar el viciado aire de tu ausencia. 


 

miércoles, 3 de marzo de 2021

Día 15: La muñeca


La María José, la hija de mi vecina de en frente tiene una perra dóberman que se llama Muñeca. Todas las tardes salen a la calle a correr. Cómo me encantaría tener un perro para jugar así. Supe que su perra está en cinta de un dálmata y que regalarán los cachorros, “porque no serán de raza pura”.

El lunes en la clase privada de matemáticas y lengua española que me da su mamá le comenté mis ganas de tener una mascota. Ella me comentó que podía regalarme una hembra, porque los machos ya estaban asignados de antemano. Yo le dije que no importaba.

jueves, 25 de febrero de 2021

qué ganas de ser niño y tener alguien como vos que me explique las cosas

 


voy a escribir un poema con expresiones

que leí stalkeando personas en Instagram

en una noche de insomnio forzado donde

intentaba distraerme a fuerza de

aparentemente tener todo el tiempo del mundo

miércoles, 10 de febrero de 2021

Pies descalzos, sueños blancos (post conmemorativo)

 


Hace 25 años una joven Shakira, con el pelo alaciado y negro se daba a conocer en Latinoamérica con un álbum contundente, circular, sin ninguna canción que se prestara a skip, con letras que te dejaban pensando y con rimas pegadizas que se fundían en una voz potente entre un vibrato y un yodelling desangelado e inusual en las cantantes baladistas de la época. Una Shakira de 18 años con un fondo floreado y una mirada retraída se presentaba descalza con su guitarra a cuestas ante el mundo. Iniciaba una de las carreras más hermosas y consolidadas en la industria musical en Latinoamérica y el mundo.

miércoles, 27 de enero de 2021

La historia negra

 

José era el hermano de en medio. Pareciera que nacer a la mitad de la camada automáticamente lo colocara en un lugar subvalorado, como si desde el mismo instante de su nacimiento todo estuviera confabulado para marcar su destino de la manera menos favorecedora. Eran finales de los años 70s en la Nicaragua tropical post terremoto, el inicio del fin de la dictadura somocista, el inclemente sol que pareciera detener el tiempo en este pedazo de tierra maldito porque claro está que la belleza salvaje siempre será una maldición.

miércoles, 6 de enero de 2021

Suelo quejarme de que no sueño cosas interesantes.

 O simplemente no recuerdo qué sueño, pero hace unos días tuve un sueño raro, creo que fueron las tres cervezas y la sopa que me tomé antes de dormir. Resulta que estaba “recién juntado” con mi novio, estábamos estrenando departamento. Este novio chistosamente era el actor Armie Hammer (así de hermoso, ya quisiera), o al menos se le parecía, yo me sentía emocionadísimo, con respiración acelerada, lo vi en calzoncillos blancos recostado en la cama de dos plazas, le notaba su erección y cuando estaba a punto de besarlo escuché llorar a nuestra mascota, que coincidía misteriosamente con mi gatito Blue. Él salía corriendo al patio y yo algo angustiado iba detrás de él. Llegamos al jardín y vimos al Blue debajo de un árbol, muerto bocarriba, siendo devorado por un montón de alacranes que explotaban de su cuerpecito como si fueran gusanos. Así en cuestión de momentos en el mismo sueño pasé de un nerviosismo enamoradizo a la angustia y el miedo más horripilante, despertándome todavía con la sensación desagradable y placentera de los dos momentos.