supe pasar largas épocas de mi vida en piscinas vacías
aguantar la respiración para no hacer ruido
no estorbar el chapoteo intenso de los muchachos
ruidosos que se orinan en las piletas del barrio
como marcando territorio
sobre mi cuerpo lánguido atravesando las aguas en silencio
el Xolotlán posó lindo al ojo ajeno y turista
pero cobijó la podredumbre de una ciudad
que crecía sobre sus muertos
hubo peces moribundos en la orilla
encallamientos masivos de ballenas
tortugas anidando el vacío de un futuro sin hijos
no mojarán sus patitas en una carrera hacia
la vida ahora arrebatada
supe del algodón y del maní que dejan polvazales
y estómagos vacíos
en la penumbra de la noche
postergando mi deseo
salté a la piscina
abrí los ojos a pesar del cloro
sin aire busqué la salida hacia el fondo
cuando debía nadar hacia arriba
en la profundidad de la piscina y la noche todo era igual
no importa cuánto cloro
cuántos ojos abiertos
no hubo luz que perseguir
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