viernes, 31 de enero de 2014

Amé a Hareton y odié a Heathcliff




Se me había metido en la cabeza leer Cumbres Borrascosas desde el 2010. Había escuchado tantos elogios y había leído tantas referencias en la literatura y visto tantas en el cine que yo tenía que saber de primera fuente de qué iba esta novela. Recuerdo que una amiga la descargó en PDF, la imprimió y me la regaló engargolada. Era enorme. Yo empecé a leerla, pero pronto la abandoné; sin embargo la mantuve como tarea personal pendiente hasta que la terminé de leer hace unos días. Eso sí, la leí como a mí me gusta: cada día por las noches desde una edición cómoda que encontré en una librería de por aquí. Ese libraco engargolado nunca me apeteció nada.

He quedado satisfecho y ahora entiendo por qué tantas referencias a esta obra, pues supone un novelón romántico que desencadenó, posteriormente, infinidad de estudios como obras pretendiéndole imitar. Previo a mi lectura investigué un poco de Emily Brontë y no me costó nada imaginarme el panorama literario para una mujer escritora, poco más desdeñable del actual, pero sí que requería gran voluntad y riesgo hacerlo. 
Como novela me pareció muy bien hilvanada, aunque muchos atribuyen como inconsistencia el hecho de que asombrosamente el ama de llaves, que es quien cuenta la historia de las familias Earnshaw y Linton, sabe tantos pormenores de la historia que parece que tenía oídos y ojos en las paredes de las casa y los árboles del lugar. Sin embargo, yo atribuyo dicha sensación al tenue desplazamiento que hace la hábil narradora de una primera persona a un narrador en tercera persona. Sin duda, la novela es un gran ejemplo de narrador testigo aunque veremos durante todo el relato muchas dinámicas narrativas que vuelven muy entretenida la obra, sin obviar, por supuesto, el hecho de que transcurre en retrospectiva.

Volviendo a mi experiencia con la obra hay una serie de cosas que me encantaron. Los paisajes y las descripciones precisas, pero nada aburridas fue algo que me pareció hermoso. En todo momento se nota el estilo conservador de la época, incluso, de su autora. Es una novela sumamente visceral. Odié a Heathcliff y amé tanto a Hareton. Mi personaje favorito de la obra es, sin duda, Hareton porque me pareció tan enternecedor que aprendiera a leer y se auto-educara motivado  por el amor hacia Catherine (su prima), pese a toda la maldad y las mentiras que le rodearon. Los libros y la educación tienen un especial tratamiento en esta obra.

Sin ninguna duda esta novela tiene la estructura narrativa de las Matrioskas:  Nelly Dean, ama de llaves que cuenta la historia a Lockwood (este último abre y cierra el relato), simplemente va sacando una muñeca tras otra (un narrador tras otro). Y no podemos olvidar esas características de que la segunda generación de personajes cargan los nombres de la primera (otro juego de matrioskas).  Los temas recurrentes son muerte, frustración en la pasión amorosa, amor, venganza, la vida más allá de la muerte, fanatismo religioso y racismo.


1 comentario:

  1. yo quiero conseguirlo, es parte de esos clasico que quiero tener, junto con los miserables de victor hugor, el conde de montecristo de dumas, algunas de Woolf, las de Umberto Eco etc etc etc las leere ya lo veras...

    ResponderEliminar