sábado, 28 de diciembre de 2013

Terminé “El proceso” y me encontré The Kafka Project



Terminé de leer El Proceso hoy. ¿Qué más puedo decir? Si, hasta hoy. Leer “El proceso” de Kafka fue como estar inmerso en una pesadilla de la que dudaba entre querer escapar dejándola o seguir hasta esa muerte extraña de K.  Las mujeres de esta novela llamaron sumamente mi atención y espero estarles hablando de esto muy pronto. Por ahora quiero comentarles que tras la lectura de esta novela me puse a googlear sobre la novela en general y me he encontrado con una página maravillosa: The Kafka Project.  Una página perfecta para fans de Kafka y su obra literaria. 

¿Cómo llegué? ¿Qué buscaba? Pues como Alicia tras el conejo, yo me disponía a encontrar comentarios de gente que como yo se encontraran sorprendidos con El Proceso. Alguien que pensara “diablos, esta novela es la desolación del ser humano frente al absurdo, a la mierda de justicia y burocracia, al sinsabor de la vida”.  Pero más que eso creo que también buscaba opiniones de gente intrigada con la estructura de la novela, pues eso de los capítulos inconclusos y toda la historia entorno a los escritos de Franz Kafka me motivaba y me intrigaba. 

Recuerdo que lo primero que leí de Kafka fue el cuento Una Cruza y desde entonces había querido leer sus novelas, sin embargo, había aplazado sus lecturas por otras lecturas. Hoy terminé de leer El Proceso y acto seguido empecé a buscar estudios sobre la novela para conocer otras perspectivas de lectura y en The Kafka Project me encontré un ensayo de Guillermo Sánchez Trujillo que me ha dejado boquiabierto, pues asegura descubrir  el enigma de cómo Kafka escribió El Proceso. Su planteamiento circunda en que Dostoievski con su novela “Crimen y Castigo” subyacen en la estructura de El Proceso. Un ensayo sumamente controversial e interesante. (Ahora me pregunto por qué mi maestra de literatura moderna y contemporánea no incluyó El Proceso en nuestras lecturas).  


jueves, 26 de diciembre de 2013

Como en la pecera (un fragmento de mi diario)



Sábado 14/Diciembre/2013
Nunca está de más escribir que hoy fue un día rutinario y simple. Le mostré la película “Los hermanos Grimm” a la Karla y a la Marilyn. Terminé de leer un libro de poesía nicaragüense y estoy acá disertando elucubraciones. Adoré un momento de este día. Un momento en que platiqué con mi mama y vi fijamente sus ojos, cuánta esperanza y tristeza puedo reconocer en ellos. Todos retrocedemos por miedo de frotarnos la nariz contra algo desagradable.

viernes, 20 de diciembre de 2013

Toco tu boca mientras leo Rayuela



Después de renunciar a mi trabajo en septiembre de este año, lo primero que hice para retomar mi vida fue comprarme Rayuela. La novela más aclamada de Julio Cortázar y el hito más grande de la novela latinoamericana. Nunca había tenido la oportunidad de estudiarla y leerla completita. Empecé a leerla y a estudiarla ya desde hace dos meses. Aunque todavía no la termino porque la voy leyendo y estudiando; y ya tendré la oportunidad de compartirles algún ensayo. Cada capítulo, cada historia, cada párrafo me sugiere diferentes cosas. Me evoca distintos sentimientos. Y he vuelto a dibujar y a pintar. 

" Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja." (Cap. 7 Rayuela, Julio Cortázar).

"La boca y la mano" by Waldir Ruiz

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Como un cuadro de Rembrandt



A mi muerto favorito

—Ay del que pide eurekas al placer o al dolor. Dos dioses hay, y son: Ignorancia y Olvido—recitó Dan--  oye, este verso es mi favorito de todo el poemario.
—Yo no diría eso nunca—dije—

Y nos quedamos viendo hacia la tenue luz que se filtraba por la ventana. Una luz que luchaba contra la cálida y acogedora oscuridad que deseábamos mantener (en su cuarto). Y he ahí yo respirando lento y profundamente. Mi cachete en un costado de su pectoral derecho y mi cabeza descansando en el bíceps de su brazo derecho extendido. Desnudos. Con su mano izquierda sostenía el librito de pasta azul y saltaba de verso en verso. Disfrutaba leerme fragmentos de poesía y yo de escuchar todo lo que tuviera que contarme. Después de ahí no llegaríamos a ningún lado.

Steven Chevrin by Jeff Hahn | So Têtu


lunes, 16 de diciembre de 2013

¿De qué hablan los muchachos de mi país?



Hay entrevistas de entrevistas. La última vez que me preguntaron algo que me dejó en jaque no fue hasta hace unas semanas vía skype cuando una oficial de comunicación de nacionalidad mexicana me preguntó de qué hablan los muchachos de mi país. Y yo me he quedado paralizado por al menos 35 segundos antes de emprender una disertación surrealista mientras pasaban mil ideas por mi mente. ¿Podrían responder esto ustedes? Yo podría decirle de lo que hablo yo y mis compas, pero, ¿los muchachos de mi país? Fue alucinante.

A los muchachos y muchachas de mi país podríamos segmentarlos en tres tipos, me aventuré a decir; los primeros, una inmensa mayoría preocupada por solventar sus necesidades básicas cuyas conversaciones a lo mejor rondan esta cotidianidad. Un segundo grupo adormecido por la industria del entretenimiento, la religión y la militancia de partidos políticos, animados por intereses personales y por promesas, a menudo, tras ellos hay todo un sistema organizativo dirigido por momias que logran sus objetivos gracias a la movilización masiva de estos. 

Y un tercer grupo, esos que critican, reflexionan y apuestan por otra realidad nacional, pero cuyas luchas yo llamo “luchas de cervezas y marchas”, pues las disertaciones y reflexiones ocurren en una cafetería universitaria o un bar, y la máxime de su activismo (lamentablemente) se concreta en una marcha, un post en un blog o un banner en las redes sociales. 

El esfuerzo de estos últimos se ve diluido por aquellos “líderes” que con la justificación de no haber conocido otra forma de “poder” o “dirigir” repiten los mismos vicios de esas macroestructuras como el gobierno en sus pequeños movimientos, organizaciones y demás.  Entonces así tenemos una juventud segmentada y perdida en conversaciones. Nada más que eso: conversaciones.

Aventurarme a responder esa pregunta derivó en esta reflexión, a lo mejor querían saber nuestros temas de conversación en general, los temas que nos preocupan como las tarjetas TUC, la reformas, la violencia hacia las mujeres o descubrir tristemente que nada de esto nos preocupa más que resolver el problema que tenemos en frente: ganar nuestro pan de cada día. 


domingo, 15 de diciembre de 2013

Francisco Ruiz Udiel, sus Memorias del agua y yo



 
    "Memorias del agua" (Managua, Nicaragua; 2011) de Francisco Ruiz Udiel

Siempre que iba a casa de la Flor, mientras la esperaba, tomaba de su librero el poemario de Francisco Ruiz Udiel: “Memorias del agua”.  Me parecía tan fascinante, si, y lo leía en parte motivado por todo el mito entorno a él después de su muerte y la publicación póstuma de este poemario. Hace unos meses decidí comprar el libro porque descubrí que necesitaba leerlo cada cierto tiempo, necesitaba tenerlo ahí cerca, en el buró, debajo de la almohada, en mi mochila… 

viernes, 6 de diciembre de 2013

Esas cosas de Chinandega



He llegado al cierre de otro ciclo. Diciembre suele significar un cierre para muchísima gente y claro está que yo no soy la excepción, sin embargo este diciembre mío está marcado por muchos inicios, muchas esperas, muchas expectativas y pues me siento como un hombre a la orilla del mar con su caña lista para agarrar el pez más grande del océano (no siempre me siento así). Y es que estoy viviendo un momento tan crucial, tan jaque, tan tan tan…  

En esta semana me desenchufé y me fui con una de mis mejores amigas… de esas amigas tan íntimas que vaya usted a saber por qué nunca he escrito acerca de ella. Nos fuimos a Chinandega y pasé tres días muy bonitos compartiendo con gente nueva que conocí, gente maravillosa y calurosa como Chinandega.   Y entre la fotito, la risa, la comida y las iglesias me he quedado con unas reflexiones valiosas: Yo necesito verle lo bueno a todo, nunca está demás valorar lo bueno.  Chinandega es bella y, aunque mi favorita sea Granada, este viajecito se ha ganado quedarse en mis memorias.