lunes, 25 de julio de 2016

Algunas reflexiones sobre la vulnerabilidad






Había querido escribir esto desde hace un par de meses atrás cuando me encontré en internet una charla de una investigadora social que hablaba acerca de la vulnerabilidad.  Lo que ella cuenta básicamente es que al aceptar nuestra vulnerabilidad nos permitimos ser quien realmente somos y que de ahí puede nacer una fuerza particular; dar paso a la genuinidad de nuestra personalidad e incluso desencadenar nuestra creatividad (The power of vulnerability).

Yo estuve de acuerdo en gran parte de su teoría y me sentí a ratos muy identificado; sin embargo, algo me quedaba flotando en el aire sin poder ser adquirido. Un par de semanas después estuve en unas ponencias en ocasión del 17 de mayo, día  internacional contra la discriminación por orientación sexual e identidad de género, realizadas en la Facultad de Derecho de la UNC, donde entrevisté a unas chicas para el programa de radio en el que participo. (El que no mama no llora). 

Una de las chicas me dijo algo que me pareció interesante como observación a todo esto de la vulnerabilidad. Parafraseándola un poco, ella hizo hincapié en que ser vulnerable no es lo mismo que ser vulnerado y destacó que muchas personas más que ser vulnerables como algo intrínseco, somos vulnerados en la sociedad como lo es el caso de las mujeres y gran parte de las personas LGBT.  Pero esta diferencia, por parecerme obvia, no la profundizaré.

La vulnerabilidad como algo que al aceptar nos hace fuertes me parece una propuesta poderosa, sobretodo, cuando se vive en un mundo que nos dice cómo debemos ser renunciando paulatinamente a quienes somos, llenándonos de vergüenza y muy a menudo de miedo.  Debo decir que yo he experimentado auténticamente el poder de la vulnerabilidad desde aquella vez en que hablé con mi madre acerca de que yo estaba enamorado de un chico. Recuerdo aun la satisfacción que me dio vencer la vergüenza y el miedo. Desde entonces he podido establecer con las personas una conexión mucho más auténtica, porque cuando están conmigo, cuando me quieren y cuando no, sé que aceptan o rechazan al único Waldir que puedo ser. Y eso me trae una confianza insuperable… 


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