Puedo
oler tu barba desde lejos,
acercándote
desde un avión, un tren y un colectivo.
Chico de Boedo, de sonrisa y mirada tímida,
nos
imagino subiendo
y bajando del subte,
yendo
para nuestros laburos,
volviendo
a casa para cenar juntos
y
lamer nuestros dolores,
ronroneándote
el pelo en el pecho,
yéndome
despacio bajo el montgomery,
guardándote
en el bolsillo,
en
el jabón de olor y la boca…
quedándome en tu melena espesa,
bajo esa tupida pilosidad
con la que me guardás.
*Fotografía
by Flor Velásquez
No hay comentarios:
Publicar un comentario