domingo, 30 de marzo de 2014

Hora de la cena



Yo solía acurrucarme entre ustedes. En medio. Separándolos y uniéndolos a la vez. Yo era como la llama que se acurruca a la casa que quema. Que los devora o les blanquea el pelo. Eso era yo. También fui esa bocanada de humo. Ese proyecto inacabado y ese sueño en caja de mudanza. De las piezas del dominó yo sería la que aguantaría el golpe. Sería el pequeño milagro todavía existente. La esperanza guardada en mi cajita de colores. Muy bien. También sería la oración sin fe. Y guardaría silencio. Y el viento sonaría diciendo “sssh, niño, todo va estar bien”. Entonces solamente ellas y yo nos desmoronaríamos a la hora de la cena.    

"Árbol familiar" (1936)/ Pintura de Frida Kahlo

viernes, 28 de marzo de 2014

21/25

Fotografía by Waldir Ruiz


Me cercás con un enjambre de palabras
 y sonidos que no pertenecen a mí.
Tu lengua bífida y torpe lo intenta.
Qué difícil es para vos —y para mí—.
Pero lo lográs.

domingo, 23 de marzo de 2014

Orientación de los gatos




Uno de los proyectos personales que emprendí este año fue documentar mi experiencia, apreciaciones y reflexiones sobre el libro que estuviera leyendo cada mes. Enero y febrero fue muy bueno puesto que leía más de un libro y documenté entre tres o cuatro al mes. Las reflexiones o reseñas se pueden checar en la etiqueta Diario de lecturas

Este mes de marzo el libro que me ha acompañado es “Queremos tanto a Glenda”, un libro de cuentos de Julio Cortázar. No ha sido fácil. He tenido tiempo, pero lo he perdido. La fatiga, mi enajenación en facebook, tonterías y falta de voluntad han hecho que vaya muy lento en mi lectura; pero cabe destacar que estos cuentos tienen una complejidad y perfección extremas. Me ha pasado, por ejemplo, que no termino de entender el sentido de algunos. 

Hush Hush, shh

Para una sola voz, vez, vos…



Debo amarme. Es un mandato de autonomía y felicidad: Me amo. Me amo. Me amo. Waldir, nunca más ames, quieras o te ilusiones con alguien más que con vos mismo. Waldir, nunca lo hagas, por favor. Hay recuerdos y experiencias. También hay ambas. Waldir, no llores, por favor. Waldir, ¿podés llorar? Si, sólo si creés que ya no podés ser mejor. Sólo si creés que ya no podés ser único en sí mismo. Entonces sí, llorá, porque sólo las lágrimas y el tiempo te ayudarán a saber que sos la sustancia del universo como cada persona. Nadie puede remplazarte.  A empezar. 

Fotografía by Waldir Ruiz

domingo, 16 de marzo de 2014

Dan



Hoy vino Dan. Platicamos en la acera de la casa de mi madre. Desde hace un tiempo es extraño cuando lo logro ver. Hace unos días lo vi en una calle del centro… Algo cerca de su casa. Era un atardecer muy parecido al amanecer de esos días en que era mi amigo. Lo distinguí por su camiseta blanca… su prominente y hermosa estatura. Creo que en el fondo Dan y yo somos muy parecidos. En esa ocasión no quise hablarle. Me senté en una banca del parque y lo observé alejarse erguido, pensativo y encantador.  Bueno, vino, y mi madre le ofreció una sangría y en las pausas se quedaba viéndome. Acariciándome con sus ojos. Silencioso. Pude ver lo mucho que me extraña en el brillo cálido de sus pupilas y el movimiento nervioso de su boca pequeña y fascinante. Mirándome de reojo. Diciéndome cosas con esa mirada que sólo puede definir e interpretar mi alma que le conocerá a lo mejor de antaño: una imagen que me ha regalado para siempre.
   
 
Zander Hodgson by Ian Cole
  

sábado, 15 de marzo de 2014

Vivís tu sueño



Ilustración by Paula Bonet
A veces te va tan bien que de pronto hay gente que te asalta con preguntas: ¿vos querías esto? ¿Soñaste con este momento alguna vez? Entonces un día mientras buscás cómo dormirte te invade la sensación perdida. Esa que le da respuesta a todas esas preguntas. Inevitablemente. Lo sabés. Y repetís: yo sabía que este momento iba llegar. Lo sé. Vagaba en mí cada noche. Pero escaparon los detalles y es ahí cuando surge esa pequeña necesidad realista que rige hasta los sueños: debí soñarlo con detalles de tiempo.  Es como un sueño perfecto que voy realizando poco a poco. Y me voy dando cuenta. Como despertando y apreciando que estoy ahí de nuevo, en el comienzo del día. Listo para volverlo a intentar y mejorar los detalles de eso que llegó y estabas esperando quizá desde hace mucho tiempo.

domingo, 9 de marzo de 2014

—Tenés que ser precavido— dijo



Me interesa analizar todo aquello que me detiene. Todo lo que me frena, me inhibe y me impide desbordarme. Esa fuerza sutil que me ata y paraliza. Eso que me hace dar un paso atrás. Qué tal aquella vez en que estuve a punto de decirlo. En ese “no” que no pudo salir de mi boca y me tocó aguantar. Y qué decir de ese deseo horrible de volver a lo que ya sabés cómo fue. A eso que te enamoró y por poco te mató. Me interesan mucho las precauciones. 

Sé que hay muchos tipos de precauciones. Ni qué decir. Yo fui educado con precauciones. Precauciones para hablar con mi mama, con mi papa, con mi hermano mayor…  Precauciones para todo. Es interesante lo que se puede leer de las precauciones. No, no me refiero a las precauciones en sí, si no a los motivos que las generan. Quiero saberlos para ir contra ellos. Para descubrirles la raíz y exterminarles.

sábado, 8 de marzo de 2014

Una postal sobre Judith y Beatriz



Beatriz Preciado y Judith Butler /Fotografía cortesía de ssociologos.com
Hoy me puse a recordar a mujeres que me han inspirado. El tiempo ha pasado tan rápido. Recuerdo la primera vez que leí a Judith Butler y consecuentemente a Beatriz Preciado. Desde entonces empecé a ver todo de una manera diferente. Los gobiernos y los ministros de educación deberían de leer a estas mujeres. Deberían escucharlas. Ay, cómo desearía que libertades y derechos elementales fueran superados de una buena vez. Hoy no vine escribir mucho. Hoy vine a presentarles a dos mujeres que me han inspirado. Hay muchas. Pero este 8 de marzo quiero que sepan de estas dos grandiosas y lo mucho que han cambiado mi vida intelectualmente.