miércoles, 25 de octubre de 2023

El día del eclipse anular de Sol

 


Es sábado 14 de octubre de 2023, tras cinco años de su desplazamiento desde la capital, Elena parece haber hallado un nuevo comienzo en las afueras de Nagarote, que a la fecha ya se conoce al revés y derecho, algo no tan difícil en un pueblo relativamente pequeño. El 2018 fue un año difícil para todos, pero siempre más difícil para una chica trans como Elena, quien en su vida siempre le ha tocado huir de la hostilidad.

 El reloj marca las 11: 00 a.m. Elena comenta que tal vez no salga esta noche porque le da miedo el eclipse anular de Sol del que han pasado hablando los noticieros y los horóscopos que consume cotidianamente, mientras pica la cebolla por la que cobra 100 pesos la docena, como trabajadora de las quesilleras de su cuadra. Entre risas cuenta que ya no come quesillos, que ya se aburrió con solo picar cebollas, que antes de llegar a Nagarote era de sus comidas típicas favoritas pero la repetición mató el gusto.

Está muy curiosa con el tema del eclipse, demuestra respeto y misticismo hacia los hechos astrológicos. Dice que las reuniones son malas y las fiestas peor. “Mejor ni hartarse guaro con nadie” dice.  Rememora que en eclipses anulares pasados se han muerto conocidos y familiares a causa de suicidio. Parecen ser memorias heredadas porque se le ve joven: 28 años confiesa entre carcajadas, mientras amontona la cebolla. Teme salir a la noche, pero igual está esperando que su amiga la Sharon le confirme si van a ir donde Johny que, como siempre, los sábados se pone muy alegre, llega mucha gente y ellas consiguen bailar y quien las invite a algunas cervezas.

martes, 27 de septiembre de 2022

Cloro en calzoncillos nuevos

Cloro en calzoncillos nuevos
en esta ciudad de ropa usada
de platos de plástico
en las orillas de la carretera
de líderes reciclados 
y personalidades embalsamadas 
sobre ideas en desuso 
que repiten como dogmas 

jueves, 30 de junio de 2022

Perdido en las páginas de un diario de viaje


En el living del hostel hay un francés, un alemán y un argentino que parecen haber llegado muchas semanas antes que yo, pues están compartiendo entre risas una cena y un vino. Hablan español y se ríen mucho. Yo todavía con la ropa del viaje me dispongo a buscar dónde llega la señal más fuerte del router acercándome a la sala, para avisar que estoy vivo, (que no es lo mismo que estar bien, me digo sarcástico). Pienso en lo agotador que es andar con maletas pesadas, porque todavía no aprendo a que no se viaja acumulando recuerdos con pruebas materiales. Viajar al final es dar y recibir algo que no te puedes esconder en una maleta.

domingo, 12 de junio de 2022

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 Eucalíptos llameantes

doblándose por la lluvia de mayo

aferrados a la tierra envenenada

de agroquímicos como nosotros nos

aferramos a una existencia

 de palabras inútiles y ruido

Vivir en sueños rancios de quien pensó

que un buen hombre coge con putas

y va misa con su mujer los domingos