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Andrea Luque, por una memoria de libertad
¿Qué hace un hombre hablando de “parir hijos”? Por
supuesto, tal vez en el imaginario colectivo de un país atravesado por el
sistema patriarcal y machista, un hombre no tenga nada que ver con “parir hijos”,
claro, porque “parir hijos” envuelve implícitamente “cuidar hijos” y el
machismo sólo nos permite engendrarlos. Pero al decir “contrato a parir hijos”
me refiero a que en Nicaragua el aborto terapéutico está penalizado, por tanto,
una mujer con un embarazo inviable como el ectópico o, por ejemplo, una niña de
13 años que fue violada sexualmente debe por mandato del Estado tener a su hijo
a toda costa. Y a toda costa podría significar la muerte de la madre. Aún así, ¿qué hace un
hombre hablando del aborto terapéutico? “este es un asunto de mujeres” me dijo
alguien la última vez que quise emitir mi opinión al respecto. Probablemente no
sea médico ni legislador; pero soy un miembro activo de la sociedad y los
hombres podemos apoyar la restitución de este derecho negado a las mujeres. Además,
la verdadera solidaridad va más allá de cualquier “diferencia”.
Yo creía que hoy por hoy, mujeres y hombres, éramos
libres y equivalentes, pero la realidad me ha demostrado que no. Me doy cuenta
a grandes rasgos que la esclavitud también ha evolucionado. Quizá no veamos
cadenas; pero la libertad de una gran mayoría sigue siendo negada o
condicionada. En este caso, a más de la mitad de la población: las
mujeres, se les niega la vida. Pues
decidir tajantemente por ellas, penalizando el aborto terapéutico, es atarlas. Uno no sabe que no es libre hasta que llega
la necesidad de ejercer la libertad, probablemente eso les ocurra a algunas
mujeres que no apoyan la despenalización del aborto terapéutico y se enfrenten
(algún día o ahora) con ese obstáculo legal.
En el 2006, cuando se retrocedió en términos de
derechos humanos, con la derogación de la Ley del Aborto Terapéutico sentí que
dicha anulación se debió a una presión de los sectores religiosos y
conservadores del país, pues argumentos científicos para decretar innecesaria
dicha ley, considero que no hubo. Porque, claro está que no es lo mismo el
aborto terapéutico como un recurso médico para salvar la vida de la madre, que
un aborto o interrupción del embarazo por “complacencia”.
La penalización del aborto terapéutico viola la
libertad de todas las mujeres y, para demostrarlo, me es obligatorio traer a
colación el término contrato social.
Rousseau hablaba del contrato
social como el encontrar una forma de asociación que defienda y
proteja con toda la fuerza común la persona y los bienes de cada asociado y por
la cual cada uno, al unirse a todos, no obedezca; sin embargo, más que a sí
mismo y permanezca tan libre como antes (Wittig: 1987). Esto conserva un ideal
todavía por alcanzar. No se trata de que el aborto terapéutico sea la primera y
única instancia a la cual se deba
recurrir para reducir el número de muertes maternas nacionales; sin embargo,
que una mujer cuente con el amparo legal para recurrir a él, en caso de ser
necesario, sería un buen paso al reconocimiento y la inclusión de la
perspectiva de género como algo imprescindible para el desarrollo de una nación.
¿Teocracia o democracia?
Tengo entendido que Nicaragua es un Estado
democrático. Comprendo que sectores religiosos de nuestra sociedad alcen su
voz, porque tienen derecho a hacerlo; pero ¿son válidos los argumentos
religiosos a la hora de legislar? Creo que para nuestros parlamentarios sí
(aunque no debería de ser). Si revisamos el supremo mandato cristiano: el amor
a Dios y amor al prójimo no me permite concebir la idea de penalizar una
práctica que en determinados casos, sin remedio alguno, sería la única
posibilidad de salvarle la vida a una mujer. Porque bien podría ser tu hermana,
amiga, compañera de trabajo, esposa, mamá, hija etc.
Respeto las creencias de cada persona, cada familia
tiene sus creencias religiosas y su escala de valores morales. Es la mujer
junto a sus seres queridos quien deberá tomar la decisión; pero ¿cuál decisión? Si no existe la posibilidad
de decidir. La ley está derogada y hoy en Nicaragua una mujer de escasos
recursos con embarazo ectópico o septicemia, por mencionar, se muere teniendo
la posibilidad médica de salvarse.
En el sentido político creo que la actitud debe ser
“vamos a acabar con la producción de desigualdades”, más allá de una cuota de
poder 50/50 entre hombres y mujeres, también se debería de iniciar con leyes
que hagan posible la vida de las mujeres. Si para que se aprobara la ley que
castiga la violencia hacia las mujeres hubo una gran cantidad de muertas.
¿Cuántas muertas más requeriría el Estado para proveerles a las mujeres un
marco jurídico que atienda realmente las necesidades de ellas? Somos seres
humanos. Y deberíamos ser equivalentes en derechos, deberes y oportunidades. A mis ojos la derecha nunca ha hecho nada, en
cambio la izquierda se supone que ha caminado con las luchas sociales,
entonces, más que usar un discurso pro-mujer, este gobierno debe replantearse y
agilizar un proceso de despenalización del aborto terapéutico, viendo a las
mujeres como ciudadanas libres y no esclavas, porque se supone que como
principio Nicaragua es libre. No esperaremos que el patriarcado como modelo
religioso conceda derechos a las mujeres, cuando su amplia gama de “deberes”
las ubican en la escala del uno al dos, en el dos.
Una “naturaleza”
que “condena” a las mujeres
Tenemos un sistema jurídico pensado en los hombres. No prever las necesidades de la otra mitad
del grupo humano llamado “mujeres”, significa que estamos ante hombres que han
diseñado leyes para hombres. Puesto que somos los únicos que biológicamente no
parimos, por lo tanto, nunca estaremos directamente ante la necesidad de un
aborto terapéutico, lógicamente. No es
la condición biológica de ser mujer lo que las condena, es el sistema legal y
los servicios de salud pública los que no responden a sus necesidades.
Ese derecho a la vida inviolable bajo el cual se
derogó la ley que permitía el aborto terapéutico, viola en el mismo sentido el
derecho a la vida de las mujeres y coloca en el mismo orden conceptual el
aborto por “complacencia” cuando en realidad no es lo mismo. Es así que el
contrato social del que hablaba Rousseau sigue en ese estado ideal, pues el
contrato social que hoy prevalece sigue siendo el mismo que criticara Monique
Wittig, aquel contrato social incapaz de reconocer “la reciprocidad como
condición necesaria para nuestra libertad”.
Al reflexionar en este tema pienso en aquella
famosa saga norteamericana que volviera a los vampiros nuevamente populares
entre los adolescentes. Resulta que la escritora Stephenie Meyer, en el cuarto
y último libro, coloca a su protagonista ante esta situación: Bella, la
protagonista, una mujer joven y humana está embarazada del gran amor de su
vida: un hombre, de apariencia joven,
pero vampiro. Su embarazo es inviable, puesto que la criatura que espera es
hija de un vampiro y se alimenta, durante el desarrollo en el vientre,
literalmente de su sangre. Aunque todos en el clan de vampiros nunca se han
enfrentado ante esto, pronto deciden que no pueden dejar que nazca o se
desarrolle, porque morirá ella. Hay, como siempre, contrariedad de opiniones y
al final ella decide tenerlo… y muere en el parto. Pero el padre, como es
vampiro, decide convertirla en alguien de su especie para que vuelva a la vida.
Y en efecto, como en casi toda ficción, la protagonista se salva y el héroe, el
hombre, es el responsable de esta salvación (véase los estereotipos e ideales
culturales para cada sexo dentro de “nuestra sociedad globalizada”).
En la vida real las mujeres mueren y no hay hombre
vampiro quien la muerda para devolverle la vida, si ni siquiera hay Estado-patriarcado-hombre
que quiera devolverle el derecho que le ha quitado. Puede que existan los
milagros, pero eso debería de pertenecer a un asunto más personal o de conciencia.
Existen derechos reales por los que las mujeres luchan. Y el aborto terapéutico
es uno de ellos.
Sirviéndome del ejemplo concluiría que una nación como Nicaragua no se puede
fiar al idealismo religioso, y,
aunque su servidor es un gran idealista
que sueña la revolución de las minorías y la equidad entre los seres humanos,
los pasos hacia el desarrollo y el bien de todos deben ser firmes e
irreversibles. Pensemos en las mujeres con una situación nicaragüense, que
trabajan en el campo, que en sus comunidades no hay ni un Centro de Salud; en
aquellas que a diario dan a luz en nuestros hospitales públicos, que no tienen
recursos para hacerlo en hospitales de “mejor atención”. Embarazos complicados
y situaciones en las se requiera de la práctica de un aborto terapéutico se
vuelven fatales ante sistemas legales que ven con desdén el valor de las
mujeres.
Reconocer las diferencias como punto de partida
para leyes que nos hagan valer como tal, sería lo mejor. Puesto que en el mundo
hay dos grupos de seres humanos llamados “mujeres” y “hombres”, deben de haber
leyes que respondan a las necesidades de estos. De eso se trata ¿no? Estar a
favor del aborto terapéutico no significa ir en contra de la vida, significa
respetar la libertad y la vida de cada mujer. Los hombres podemos apoyar esta
causa, pues sólo hombres y mujeres en unión lograremos deconstruir un sistema
ancestral que nos afecta a todos. Un contrato social que nos esclaviza. Para
que nuestra Nicaragua deje de ser un país de “mujeres muertas, hombres mudos y
periódicos parlantes.”
Fotografía cortesía de Sentidos Comunes |
Te admiro Waldir por esa cruzada que has emprendido, tanto los hombres como las mujeres han sido gestadas, paridas y amamantadas igual, no se a quien se le a ocurrido y sembrado que la mujer es inferior al hombre y que por lo tanto los machos deben de decidir por ella, craso y grande error como error es sin hache, pero se siguen trasmitiendo esos valores desfasados, y obsoletos en una sociedad como la nuestra donde se es macho cuando se tienen dos mujeres y 20 hijos.
ResponderEliminarSi la mujer paga impuestos como el hombre entonces tiene los mismos derechos que aquel, no creo que no sea asi por que si no estariamos ante una desigualdad tributaria, pero la cosa va mas alla, cuando a las mujeres se les juzga por haber cometido un delito con el mismo codigo que se aplica para juzgar al hombre, es asi o no.
Nadie absolutamente nadie tiene derecho a decidir por otra persona, y mas aun cuando esa decision es sobre el cuerpo de otra persona.
Saludes y siempre te leo.
ME 109 CITO.
Gracias Mi estimado Me 109 Cito... ya extrañaba sus paseos por mi blogcito y sus palabras! Me alegra que comprenda mi punto y que se una a los hombres que apoyamos la restitución de este derecho negado a las mujeres nicaraguenses. Gracias! :D
EliminarBueno, creo que en tu publicación, muy bien estructurada y sabes que me soprendió la inclusión de Bella de Crepúsculo y muy bien empleada la relación, es decir y buen artículo por que sabes lo que dices y lo fundamentas, no te dejas llevar por la emoción.
ResponderEliminarClaro, si mi hermana estuviera en peligro de muerte por un embarazo no viable, por muy cristiano que sea mi sentimiento, por muy mucho pesar que sintiera por esa vida, "vida" científicamente existe desde el momento de su concepción, si, sintiera lastima por ese ser humano, claro que preferiría mil veces a mi Hermana, si ella tuviera la opción, la preferiría a ella, y el hecho de que una ley me impidiera eso me ofendería muchísimo claro...
Pero, hay algo, las leyes siempre se violan, y cualquier mujercita irresponsable puede venir y practicarse un aborto abjetanto que su embarazo no es viable etc etc etc, lo cual, convertería al acto en un asesinato no justificado.
Ahora bien, la mujer es libre de elegir, claro que estamos de acuerdo en eso, así, si me hermana estuviera en la mencionada situación y ella decide continuar con su embarazo a toda costa pues ni modo, a resignarme y a rogar a Dios por un milagro, en caso contrario igual, pediría perdon por el ser que se mal logro y si, fue asesinado.
Pero también me indignaría que cualquier mujer tenga la libertad, objetanto cualquier cosa, interrumpir su embarzo y asesinar a un inocente por el mero hecho de no desearlo.
Creo que es muy dificil cubrir todo el asunto, a mi ver la iglesia defiende el derecho a la vida del infante, pero si en algunso casos se violentaría el mismo derecho a la madre, entonces cual sería la solución...?
Hay dos, uno por la madre o por el hijo, los cuales tienen los mismos derechos a vivir, tanto la madre de seguir viviendo como del nacido a nacer, ahora que pasa, por desgracia no se pueden cubrir las dos, se tiene que elegir una y en la actualidad en Nicaragua se eligen a los infantes inocentes.
Y no te preocupes, un dia un gobierno vendrá y se congraciará con la minoría que será luego mayoría y despenalizará el aborto, y es más, lo pondrá como el más magnanimo derecho a la libertad de la mujer sobre su cuerpo. Y entonces en Nicaragua se protege a la madre, pero igual, se priva al inocente, y se seguirá violando un derecho...
Esto es un debate interminable Aldo, podrías pensar. Me agrada que no te abstengas de opinar. Respeto tu punto; pero no puedo decir que estoy de acuerdo con vos. Al final del día, es la mujer quien debería tener la decisión, porque estamos hablan de un cuerpo que no es el mío ni el tuyo. Además, el aborto terapéutico no es lo mismo que aborto por "complacencia" como lo hace ver la iglesia. Además, ¿para qué están la leyes?
EliminarSin ninguna duda es nuestro derecho. Yo también admiro tu valor... cuándo dejaremos de ser esclvas, me gustó eso de que uno no sabe que no es libre hasta que no llega el momento de ejercer la libertad. Gracias por chatiar conmigo tan noche!
ResponderEliminarsiempre hablas desde una perspectiva que ni vos te la crees. COMO SOS GAY DEFENDES ESA LOCURA
ResponderEliminarDECÍ LA VERDAD SOS UN IPOCRITA Q TE GNAS LAS COSAS A COSTILLA D ELOS DEMAS.
ResponderEliminarQue falta de resepto la de este "Anonimo", el hecho de que no este de acuerdo con el punto de vista del articulo, no me da ningun derecho de insutar al autor, francamente necesitas ir a una escuela de nuevo y que te enseñen de verdad lo que siginfica el respeto...
ResponderEliminarel respeto al derecho ajeno es la paz v_v
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