Hay conexiones infinitas: como la que tengo con mi
mama. Mi mama no está entre mis 393
contactos de facebook, tampoco en mi
base de datos de contactos de gmail,
no la sigo ni me sigue en twitter,
tampoco en instagram... pero estamos conectados de una forma infinita. Recuerdo como ayer el día que nos despedimos
y, sin duda, ese “hasta pronto” antes de abordar el avión, me ha roto el
corazón más que cualquier “adiós” que yo haya dado en mi vida.
A pesar de la distancia es impresionante cómo nos
seguimos teniendo y estamos conectados más allá del celular… Hace unos días a través del whatsapp de mi sobrino me llegó una nota
de voz de ella: su primera nota de voz…
Me cantaba lo que sería la canción de cuna que me recitaba en mi
infancia y al final decía mi nombre tres veces; pero esta vez, solo lo repitió
dos porque el último no pudo decirlo, pues su voz a punto de romper en llanto
hizo seguramente que su dedo enviara el audio. Y yo… no pude responder hasta después de
llorar.
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