Este cuatrimestre cursé una asignatura llamada “Estructura
Social y Pobreza en Argentina”. El primer día de esta clase, me lo perdí. Creo
que el profesor jamás supo quién era yo. Creo que tampoco supo que yo era su
único alumno extranjero y mucho menos que era nicaragüense. Pero eso es lo de menos, por supuesto. Antes
de empezar la clase el profesor tomaba un control de lectura de los que yo
solo hice tres. Cada semana en el receso después de la
increíble disertación del profesor mis compañeros me preguntaban cómo me sentía
y si me aburría. Yo me reía y contestaba no a todo, que estaba bien.
Era algo muy raro. Todos los compañeros de la Maestría, que me preguntaban, suponían que a mí no me interesaba la historia económica y social de Argentina. Pero sí me interesa, reflexionaba. ¿Por qué presuponen esto? ¿Será que mi expresión facial de interesado y de aburrido es la misma? ¿O será que creen que a mí no me interesa Argentina como a ellos tal vez no les interesa Nicaragua? No sé, tal vez he pasado, durante la clase, muy ensimismado reflexionando en que la pobreza inició con la propiedad privada… y me olvido de indagar por qué piensan eso de mí y el por qué de sus tiernas expresiones de consuelo.
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