Hay
un bolchevique enamorado de mí,
que
toma café en Starbuks y come en McDonald´s.
Me
escribe haikus y me recita sus
textos,
sus
sueños de igualdad y sus manifiestos políticos.
Redistribución del afecto,
mi asociación al partido único,
régimen del amor bolchevique…
Hay
un bolchevique enamorado de mí.
Me
sueña para sí como pieza de colección:
la
silueta de Sandino, el Momotombo…
Él
y yo estamos dentro de la modernidad
sin
poder pensarnos fuera de ella.
Condicionamientos mentales,
Boina bolchevique.
[Mi
capitalismo le está robando terreno]
Hay
un bolchevique enamorado de mí
que
me está achicando paulatinamente.
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