viernes, 6 de diciembre de 2013

Esas cosas de Chinandega



He llegado al cierre de otro ciclo. Diciembre suele significar un cierre para muchísima gente y claro está que yo no soy la excepción, sin embargo este diciembre mío está marcado por muchos inicios, muchas esperas, muchas expectativas y pues me siento como un hombre a la orilla del mar con su caña lista para agarrar el pez más grande del océano (no siempre me siento así). Y es que estoy viviendo un momento tan crucial, tan jaque, tan tan tan…  

En esta semana me desenchufé y me fui con una de mis mejores amigas… de esas amigas tan íntimas que vaya usted a saber por qué nunca he escrito acerca de ella. Nos fuimos a Chinandega y pasé tres días muy bonitos compartiendo con gente nueva que conocí, gente maravillosa y calurosa como Chinandega.   Y entre la fotito, la risa, la comida y las iglesias me he quedado con unas reflexiones valiosas: Yo necesito verle lo bueno a todo, nunca está demás valorar lo bueno.  Chinandega es bella y, aunque mi favorita sea Granada, este viajecito se ha ganado quedarse en mis memorias.






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