Ya estábamos arriba y no podríamos bajarnos. Dan, vení, no te soltés. Dan, esta vez,
no. Dan, esta vez no me soltés. Gira. Gira. Gira. Risas. Una nebulosa en la
que su rostro iba apareciendo cada vez más borroso. Y de pronto, detrás, cerca de
mí. Mojándose dentro de la regadera.
Bañándonos. Sintiendo una y otra vez su embestida. El susurro en el oído. El
beso. Lo oigo gritar y cierro mis ojos e imagino cómo se queda dentro de mí mientras
se viene. Todo es risa otra vez. Gira. Gira. Gira. Estoy mareado. Nos hemos
subido a un carrusel que da vueltas sin parar. No quiero bajarme.
Pequeños momentos que hacen que la vida valga la pena verdad...?
ResponderEliminar