viernes, 1 de abril de 2022

El acto de defender en público a una mujer negra (Caso Jada Pinksket-Smith, Will Smith y Chris Rock)

 


Desde que soy más consciente de la causa antirracista me doy cuenta que una visión túnel de género desde el feminismo (blanco) puede volverse en un sesgo que desestime a otras mujeres desde otros ejes de opresión como el racismo. Hoy más que nunca las situaciones y la realidad misma exigen que si nos dirigimos a cambios culturales y a verdaderas transformaciones, lo hagamos considerando todos los costados desde donde nos paramos a ver. La interseccionalidad es una herramienta que no podemos dejar guardada para después.

No se trata de justificar, a esta altura del camino sabemos que la violencia no es la respuesta a nada como bien deja claro la feminista cubana Yarlenys M. Malfrán en su columna, no podemos equiparar a la violencia que ataca nunca contra la violencia que defiende. Simplemente no hay punto de comparación y ante un ataque violento y misógino en términos simbólicos no podemos exigirles a las personas agredidas una respuesta emocional menos violenta o pacífica, es simplemente deshumanizante pedir compostura y paz cuando no se tratan de tus sentimientos y menos en nombre de una supuesta moral o el código de comportamiento de un evento que pertenece a una industria históricamente racista y misógina por excelencia.

La escritora feminista antirracista Dessirée Bela-Lobedde en su calumna sobre este tema deja claro que estamos, en principio, ante un caso de Misogynoir o específicamente la misoginia hacia las mujeres negras en la cultura visual y popular estadounidenses, una práctica que también ejercen los hombres negros (y Chris Rock no fue la excepción), en segundo, no estamos ante una masculinidad tóxica de un macho protector quitándole agencia y protagonismo a “su mujer”, sino ante un hombre negro que utilizó, dado el contexto, su privilegio (de hombre) para frenar la violencia y misoginia que estaba recibiendo una mujer negra, en este caso, su esposa. Ese acto diciente, disruptivo y fuera de lugar de Will dejó claro para comunidad negra y público en general que la violencia misógina y racista hacia las mujeres negras debe parar.

El amarillismo de las redes sociales, la visión túnel y sesgada de género de páginas hegemónicas desviaron la atención hacia análisis chafas, básicos y superficiales sin dimensionar la racialización como un eje de opresión contundente invisibilizando el trabajo y los análisis de activistas antirracistas del feminismo negro. Esto es importante decirlo porque cuando un eje de opresión no te trastoca, corresponde amplificar la voz y escuchar a las personas involucradas, algo que se supone deberíamos ir aprendiendo. No todo tiene que ver con tus sentimientos.

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