domingo, 3 de abril de 2022

cuentos de la prensa rosa


Cuentan que Gustavo Cerati y Amy Winehouse murieron por excesos. Sé a qué se refiere la cultura popular cuando habla de excesos, en especial, con todo aquello relacionado a una vida hedonista que se te va de las manos cruzando los límites de una supuesta frontera entre la vida y la muerte, hallando dramáticamente esta última.

Lo cierto es que todos, sin excepción, vamos a morir, nada nuevo estoy diciendo, pero todos estamos obsesionados, más o menos, en vivir más y llegar bien a la vejez, algo absolutamente normal y comprensible como aspiración. ¿Pero qué hay de la gente que simplemente decide vivir y asumir las consecuencias?

Esta gente que decide vivir y asumir las consecuencias puede que pertenezcan a esa tribu de personas a las que probablemente pertenecía Gustavo y Amy. Solo viene a mi mente el recuerdo de un señor diabético con el que compartí sala en el hospital cuando me rompí el húmero. “Dame más café, por favor” le pedía a su hija que se negaba a darle, porque lo tenía contraindicado y se estaba pasando de mimos en dejarle probar una taza. Yo sólo pensaba en que le habían cortado el dedo gordo del pie y, aún así, no renunciaba a ese shot de vida que le daba el café. ¿Valiente? No sé. Pero ese señor había decidido vivir y asumir las consecuencias sin disculpas.

Tal vez Amy estaba triste y buscaba ese shot de vida en algo que no era precisamente el café. No lo sabemos. Pero me destruye un poco su sonrisa pueril y sus declaraciones a una periodista en una alfombra roja donde se define como una chica de familia y asegura estar rodeada de amor y de las personas que ama. Una punzada al corazón escuchar esas declaraciones después de saber que fue hallada muerta en su departamento en New York donde vivía sola. Back to black antes de su muerte dolía menos.

¿Y qué decir de Gus? Una vida casi perfecta como la de todo buen hombre blanco heterosexual en Latinoamérica, hasta tuvo el privilegio de tocar la guitarra y componer canciones con la poeta, ¡líder de banda y majestic fucking creature!: Shakira. Y vivió Gus como quiso y asumió las consecuencias de vivir sin privaciones. Me impactan las palabras de su madre Lilian Clark contando cómo ella se aferró al cuerpo de su hijo durante todos los años que estuvo en coma. Un acto que muchos juzgarían como egoísta, pero en este mundo quién que ama no es egoísta.

A todo esto, ¿son realmente las vidas largas donde la gente pasa más tiempo viejo que joven sinónimo de buena vida? Lo cierto es que ya en este lado simplemente no te querés ir y no querés que la gente que amas se vaya, pero como dice Sergio Ramírez en La Fugitiva, “sólo a la muerte se llega demasiado temprano” y hay un entusiasmo infantil con la vida que no nos deja aceptarlo.

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