miércoles, 6 de enero de 2021

Suelo quejarme de que no sueño cosas interesantes.

 O simplemente no recuerdo qué sueño, pero hace unos días tuve un sueño raro, creo que fueron las tres cervezas y la sopa que me tomé antes de dormir. Resulta que estaba “recién juntado” con mi novio, estábamos estrenando departamento. Este novio chistosamente era el actor Armie Hammer (así de hermoso, ya quisiera), o al menos se le parecía, yo me sentía emocionadísimo, con respiración acelerada, lo vi en calzoncillos blancos recostado en la cama de dos plazas, le notaba su erección y cuando estaba a punto de besarlo escuché llorar a nuestra mascota, que coincidía misteriosamente con mi gatito Blue. Él salía corriendo al patio y yo algo angustiado iba detrás de él. Llegamos al jardín y vimos al Blue debajo de un árbol, muerto bocarriba, siendo devorado por un montón de alacranes que explotaban de su cuerpecito como si fueran gusanos. Así en cuestión de momentos en el mismo sueño pasé de un nerviosismo enamoradizo a la angustia y el miedo más horripilante, despertándome todavía con la sensación desagradable y placentera de los dos momentos. 


 

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