"La bailarina" (1925), pintura de Joan Miró |
La simbología sensual de “bailarina” de 1925 la encontramos en los elementos más llamativos dentro de esta pintura: el color rojo y azul; el corazón y el fondo, y, sin ninguna duda, la araña y la luna. El corazón rojo simboliza la pasión, el fuego amoroso, el deseo carnal, pues a quién no le gusta una boca roja casi comestible; sin embargo en la pintura este elemento está ubicado estratégicamente en lo que vendría a ser las caderas de la bailarina, donde está ubicado su sexo. El lugar específico de la feminidad, donde albergan todo el amor erótico, donde acogen a su pareja y lo que las hace dominar.
Por otro lado, está el color azul que ocupa el fondo. En este cuadro es utilizado para contrastar con la fogosidad erótica que representa el color rojo, pues el azul representa lo frio, lo ilusorio , así que desde una perspectiva de contrastes puede significar el fuego de la pasión por encima de la frialdad , la impotencia y la frigidez femenina .Y en otro sentido más unificador, son las pasiones que flotan en un inmenso mar de sueños , fantasías e ilusiones-unas veces lícitas otras ilícitas-, pero todas deliciosamente existentes y provocativas en nuestro ser. Así Joan Miró consigue plasmarlo magistralmente.
Otro elemento en el cuadro que no podemos dejar pasar es la araña (que simboliza la absorción del ser por su propio centro) que pende de un hilo queda justo en la base del corazón rojo, su hilo parte de la luna (reina de la noche, del amor nocturno) que sería la cabeza de la bailarina, éste a su vez encaja formando un tallo que aludiría al cuerpo.
El ya mencionado corazón rojo sería las rítmicas caderas de la bailarina y la araña acentúa el sentido del sexo, pues los dos trazos que siguen serían las piernas abiertas que avanzan misteriosamente hacia el trazo perpendicular, muy referente a un erguido falo, ubicado en el lado derecho del cuadro que es rodeado por una serpentina que connota, movimiento, ritmo; en sí, música. En términos concluyentes podemos expresar que Joan Miró nos plasmó una danza llena de sensualidad, de carga amorosa, donde la mujer seduce rítmicamente al varón. Una danza erótica llena de mucha diversión, pasión, fantasías y deseos.
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