Fotografía tomada del portal yahoo.es |
Tenemos claro lo vertiginoso que ha sido el auge de la tecnología a inicios de este siglo. Fijémonos en internet con las redes sociales que como bola de nieve arrastraron e impulsaron el mercado tecnológico hacia las cámaras digitales, los celulares con esta opción integrada, las computadoras y toda esa enorme lista de novedades y alternativas que hoy por hoy tenemos para echar andar nuestra imaginación, simplificar, optimizar y hasta pasarla divertido en nuestra vida.
Pero, ¿qué pasa cuando estas herramientas se salen de nuestro control y se pone en riesgo nuestra integridad física o emocional? Hace unos años a una amiga y compañera de secundaria le sucedió algo muy grave. Ella solía tomarse fotos con su camarita digital haciendo poses provocativas mientras las iba almacenando en su computadora y se divertía enseñándoselas a su novio… Al parecer, el jueguito íntimo fue subiendo de tono y ella accedió a fotografiarse completamente desnuda con poses absolutamente obscenas. Todo iba bien, quedaba entre ellos, pensaban. “A su computadora no tenía acceso nadie, no había de qué preocuparse” decía mi compañera.
Pero, pasó “lo que suele pasar” con las computadoras: se dañó. Y en el “corre corre” de las tareas de la Universidad lo único que le importaba era encontrar un técnico para que repara su computadora, ni recordaba de que ahí andaba almacenada una considerable cantidad de “fotos íntimas”. Dejó su computadora en manos de un “amigo” especializado en reparación y mantenimiento de ordenadores, luego de un par de días le devolvió su computadora y ella siguió con su vida cotidiana hasta que la pesadilla empezara unas semanas después.
De pronto, el amigo del amigo del amigo del novio andaba 4 fotos “pornográficas” de ella en su celular. Luego, “Luís”, “Pedro”, “Juan”, “Carlos”, “Antonio”… Se enteró su familia, luego su novio terminó la relación con ella sin apoyarla en medio de todo ese asunto tan bochornoso… y como por arte de magia casi medio pueblo andaba sus fotos en el celular. El jueguito se convirtió en un enorme problema, para ella y toda su familia, a tal grado que se cambiaron de ciudad. Ni siquiera puedo imaginar lo que sintió mi compañera…
A todo esto, pues lo único que queda de reflexión es que mientras menos precavidos seamos, peor la pasamos. Algo que a mí me llamó la atención de su caso (y de otros similares) es ¿por qué son sólo ellas las que se tienen que desnudar ante una cámara? ¿Por qué no ambos? Esto siempre propicia que una de las partes cargue con mayores daños en casos como estos. Otro punto importante es que debemos fijarnos bien a quienes les confiamos, en general, nuestros dispositivos de almacenamiento de información y considero que juega un papel muy importante la ética de los profesionales en este campo.
Claro, por que estas jovencitas inocente no le dicen a los huevubos cabrones de sus novios que salgan juntos en las fotos,una experiencia parecida sucedio en Esteli, una niña de catorce creo, casi medio ciudad andada un Video Porno de ella sosteniendo relaciones con su novio, del novio solo se miraba su pitin penetrandola y cuando le hacia el sexo oral, el muy hp no se aquien se lo paso o se lo cogieron del celu, el caso es que la maje desaparecio dle mapa, pobre, pero francamente sera que no se dan cuente que el primer amos, nosera el unico ni el mejor... DIOSSSSSSSSSSSSS........
ResponderEliminarCreo que cada quien es dueño de su cuerpo y decide hacer con él lo que sienta placentero siempre y cuando sea por su mero gusto, es decir sin ser obligado ... el problema es cuando violan ese derecho tuyo de la privacidad, convertir lo que para vos es íntimo, en algo público y lo peor sin el consentimiento de la persona. Es un delito. Y el problema es que los culpables se quedan tranquilos buscando quien más cae en el juego y las víctimas se esconden en su pena. Hooker
ResponderEliminar