"At midnight" by Hanzel Lacayo |
A LOUIS DE POINTE DU LAC, FRANCIA
León, Nicaragua, 05 de julio de 2011
Días atrás reflexionaba en la vida que me quitaste y esta que me otorgaste, que lo único que me produce hasta hoy es repulsión. Todavía no entiendo a nuestra especie, no me entiendo yo, creo que me pasa lo mismo que a vos hace algunos años. Louis, quiero verte de nuevo, explícame por qué me convertiste en esto que soy ahora.
Recuerda que accedí al Rito Oscuro porque deseaba la muerte, pero me diste una vida que ya me empieza a parecer eterna y aburrida, claro, la inmortalidad es aburrida por eso sufrís. Dios por eso inventó la muerte, ya lo entiendo. Tengo en mi mente muy claro el día del Rito: llegaste a mi vida en el momento justo, Louis, cuando te vi a los ojos fue como si yo estuviera a solas en el límite del mundo… en una playa del océano barrida por el viento. Te quise. Quise estar para siempre con vos.
No me mentiste, lo supe. Dejaste claro el Bien y el Mal de esa vida que me ofrecías. Fui yo quien la quiso. Lo acepto, pero lo hiciste sin decirme que luego me abandonarías a mi suerte. Vi tus labios, Louis, y los quise probar. Tu mirada me atraía extrañamente. Me dabas miedo, pero quería estar con vos, quería ser como vos. Yo había encontrado el sentido de la vida: la vida misma, ningún otro. Pensé en suicidio, pero estabas vos. Te vi así como seguramente te ves ahora, blanco y terso, como si estuvieras esculpido en hueso blanqueado.
Sentí tus labios en mi cuello, corrió por mi cuerpo una electricidad, excitación, luego sentí dolor intenso. Sentir tu barba me erizó. Tus dientes habían penetrado mi cuello. Quisiste que yo chupara la herida en tu muñeca. Yo lo hice. Concebí el placer de chuparte, como un niño. Te chupé y sentí tu líquido tibio en mi garganta. Y fui lo que soy ahora. Vos sabés los demás detalles. Me parece idiota tener que repetírtelo.
Louis, por favor, acompañame en esta vida. Vos y yo, de algún modo, decidimos dejar la vida egoísta, corta y materialista de los demás. Yo me he olvidado de mí. Nada tiene importancia ahora. No me importa el fracaso o el éxito humano porque al final sabemos que no existe.
Nosotros somos otros: nuestros dioses humanos están hechos cenizas: comida, bebida, conformismo. Nos debemos a nuestra vida solitaria, la ventaja de ser los “otros”, la especie rara, aunque nuestra existencia no tenga un propósito humano ni un hijo para perpetuar la especie. ¡Qué me importa eso! Quiero ver tus ojos.
Por aquí, en este país, sobreviven pocos humanos; nosotros podemos habitarlo; aunque nos escondamos en el sótano de la catedral y sólo salgamos de noche. Sigamos ocultando nuestra existencia que así será eternamente. Neguémonos a nosotros mismos ante los demás: dejemos que ellos sigan con su hipócrita bondad casi empalagosa… Louis, sé que volverás por mí…
Se despide,
W. R
AUCHHHHHHH Sthepanie Meyes invadio el blog de Waldir? jajajajajaja que pasión le imprimes a tus ecritos amigo que bien....
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