"Little sucession of things" by Hanzel Lacayo |
A MI QUERIDO WILLIAM D. SÁNCHEZ, ALEMANIA
León, Nicaragua, 22 de junio de 2009
Espero que te agrade recibir esta carta, después de casi dos años sin saber de mí; aunque dudo, sinceramente, que quieras saber de mí. Tu silencio eterno y tu ausencia virtual me obliga a querer manifestarme, como tu criatura, como la creación que soy de tus manos pálidas. Porque sigo siendo tuyo, aunque reniegues de haberme creado.
En estos momentos llueve y déjame decirte que desde que huiste de mí los inviernos son tristes, la melancolía como frío traspasa mis sábanas y se cola hasta mis huesos haciéndome temblar: lloro. Recuerdo cómo brillaban tus ojos el día en que me creaste, tus manos blancas armaban cada parte de mi cuerpo; frote, roce, caricia, fuerza, presión, movimiento, vaivén, dolor, placer, gemido, sangre, piel… Fui yo, tu creación. Me sacaste de las tinieblas. Me diste vida, sin que yo te la pidiera.
Una de estas noches te soñé: débil como yo, horrible como yo, me suplicabas lo que yo te suplico ahora: quedáte conmigo, ten el valor de aceptar lo que creaste, dame un abrazo…sólo un abrazo, un abrazo que dure más de unos segundos, no quiero un abrazo de hombres, quiero un abrazo de amigos, de creador y criatura, toma mis manos, siéntelas, son tuyas…esas y muchas cosas más me decías. Yo te prometía estar con vos por un par de años. Así te recordé. He intentado olvidarte, pero ese oficio no parece ser para criaturas como yo, sino para creadores como vos.
Parece que trazaste mi destino de soledad, condenado a patear piedras en calles vacías. Yo no te pedí la vida que me diste, decime ¿por qué me creaste y decidiste olvidarte de mí? ¿Por qué me hiciste si no soy digno de vos? Entiendo que fuiste capaz de hacerlo por lo asqueroso y horripilante que parezco, pero si una vez fui capaz de suscitar los más nobles sentimientos en tu alma y eras feliz creándome, ¿por qué te arrepentís de lo que hacés?
Esta lluvia que oigo desde mi escondite iluminado sólo por la tenue luz de una lámpara, te escribo, mi señor, que he deseado la muerte, pero la esperanza de que puedas amarme como tu criatura me invade, me trae recuerdos…
Algo me dice que el mañana puede ser mejor que el ayer, quizá así piensen las criaturas como yo ¿Qué me hiciste Creador? ¿Yo fui un objetivo egoísta que decidiste abandonar? Recuérdame en las gélidas tierras del país extraño al que te fuiste… yo aquí recuerdo tus manos, Creador, y la amargura se quedará en mí como seguro se quedará el agua lluvia haciendo charcos en las calles de aquí.
Todos los días salgo a caminar, cuando no me ven, me da miedo que me vean… Quiero que sepas que estoy en el mismo lugar. He intentado ser de otras manos, de otros creadores, pero todos son como vos, cumplen su objetivo egoísta y se van… no me quieren, nadie es capaz de ver más allá del monstruo que soy.
Se despide, la criatura que te quiere, Creador.
W.R
Una vez más has publicado un excelente texto. creo que muchas veces asumimos el rol del ser creado que luego se desecha por el rápido desinterés de nuestro creador. Lo peor es tratar de eliminar ese vínculo que instintivamente nos une hacia él. Pero francamente yo te digo que ahora que somos una vida más, independiente y autónoma, debemos aprender, aún a cuestas del dolor que ouede provocarnos, a romper ese lazo y aventurarnos a crear un lazo con nosotros mismos, a descubrir que también podemos valernos por nuestra cuenta.
ResponderEliminarMuy buen texto. Pero el parrafo #6 no esta bien redactado, pierde la coherencia. Sin embargo,
ResponderEliminarNah anónimo... sin embargo?...ta bien...lleva intención...
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