Ayer tuve una conversación un poco espontánea con la Maestra Ligia Arana García del Programa Interdisciplinario de Género (PIEG) de la Universidad Centroamericana y, mientras regresaba a mi casa, me fustigó esta reflexión que les comparto.
Yo le preguntaba a ella sobre las masculinidades, los factores que atraviesan la construcción social de estas, por qué no se puede generalizar y qué tan variopinto es el mundo, la cultura… de un tema saltábamos a otro. Y tras cada vez que yo vociferaba mal empleando un término, ella sobrevenía con una corrección casi instantánea. Y fue así que, cuando yo pensé: “¡diablos! ¿Cuándo se terminará esta lucha por la equidad de género? Ella como si estuviese leyendo mis pensamiento me espetó viendo su PC, “¿Cuándo se acabará esto, hijo?, Cuando en la práctica nos veamos como seres humanos equivalentes en derecho, deberes, en oportunidades...
Parece sencillo. Y podría serlo. Simplemente es una cuestión de cambiar las lentillas viejas con las que solemos vernos a nosotros mismos y con las que miramos a los demás. Por ejemplo, es un hecho que ya se aprobó la ley que tipifica y castiga el asesinato de mujeres (femicidio), se avanza en el nivel formal; pero en la práctica y ejecución de las mismas suele saltar a la vista, todavía, la situación de desventaja que siguen llevando las mujeres en nuestra sociedad. Lo que más lamento es que para algunas personas esto del género es casi una esencia invariable y no les interesa en absoluto cambiarlo.
Nicaragua empezó el 2012 con el pie izquierdo, pues ya ven que en lo que va del año se contabilizan muchos crímenes de odio, entre ellos, la mayoría hacia las mujeres y hasta un caso de que un homosexual fue asesinado. Eso por mencionar casos extremos y que se documentan en los periódicos; pero qué decir de esa cotidianidad de injusticia tan cansina y abrumadora: los esquemas de pensamientos parecen seguir siendo los mismos de antaño.
Puede que como hombre yo tenga una posición de privilegio en el sistema patriarcal y habrá quien diga “¿Qué sabe éste tipo de esto?”, pero permitámonos pensar un momento en los factores que atraviesan nuestra condición de hombres. Además, bien dicen que para combatir el racismo no se necesita ser negro y para luchar por los derechos de las mujeres no se necesita ser mujer…y así sucesivamente. La solidaridad no se reduce a una mera cofradía o aquelarre, al final, somos seres humanos.
Parafraseando un poco a la Maestra Ligia Arana, porque su sentir y pensar lo comparto: todo el sistema patriarcal se vendría abajo y los derechos legales más que obvios se pusieran en marcha para hacer justicia si tan solo nos viéramos como lo que en esencia somos; seres humanos libres y equivalentes. No tiene sentido más que el malsano, egoísta y vil seguir negándole a ciertos grupos llámense mujeres, negros, indígenas, mestizos, homosexuales, lesbianas etc. derechos que por humanidad les son merecidos.
¿Cuándo dejaré de hablar de la (in)justicia desde la perspectiva de género? Cuando seamos seres humanos equivalentes…
Y es lamentable que "gente con un nivel de educación" se aliene por dogmas y juzque en base a prejuicios. RAH
ResponderEliminarTodos los seres humanos son equivalentes, la diferencia la hace el monton de basura que cada uno de nosotros le va metiendo a su cabeza con pre-juicios, stereotipos, sexualidad, etc.
ResponderEliminarLamentablemente en Nicaragua toda esa basura polula todo el tiempo alrededor de nosotros.
Pienso que por eso vos constituis una minoria bien pero bien selecta ya que ves el mundo con otra vision, con la vision de un ciudadano de un pais del primer mundo donde prejucios como el sexo no dan frio ni calor.
Nota:
Mantene abierto el canal de la comunicacion con tus lectores no le des la espalda del silencio.
Te aprecio.
Ciyu.
Gracias Me 109 cito. A veces entiendo a la gente, porque no es fácil liberarse de las "diferencias que no existen" inculcadas por nuestra sociedad. Yo no estoy de acuerdo con determinadas prácticas o simplemente no las quiero personalmente para mí; pero eso NO HACE que yo como ser social juzgue, discrimine u odie con tal magnitud de arremeter contra la integridad física de los demás. Nada justifica la violencia....
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