lunes, 13 de febrero de 2012

Qué cosa más linda, Rubén

    ¿Ya lo querés ver?—
    Desde que dijiste…
    Mejor hasta que lleguemos y estemos cómodos—
    ¿y qué me contás?—
    Bueno, que estoy de vacaciones…
    ¿y cómo te va con la revista?—
    Bien. Vamos, acércate… ¡Míralo!—
    Qué cosa más linda, Rubén—
    Os gusta, ¿verdad?, —
    Y está pequeñito, todo arrugadito. ¿De dónde lo sacaste?—
    Pues de mi pantalón corto. ¿No estáis viendo?—risas
    Pero no traías nada—
    Bueno, es que me lo he encontrado mientras andabas por las bebidas; pero será nuestro—
    Qué loco, pero qué cosita—
    Te voy a decir una cosa: no vuelvas a decir cosa, ¿vale?— risas
    Dale —
    Me dais un besazo, es lo menos que merezco—risas
    Esperate, ¿cómo le pondremos?—
    Blas—

Blas es un perro con orejas puntiagudas que se porta muy bien.
 Es muy chiquito y lindo. Toma leche en las mañanas y duerme mucho. Cuando Rubén anda de vacaciones por Nicaragua el cachorro se alegra muchísimo. No es para menos, porque Ru-Ga (como le digo yo a Rubén) es todo un alboroto, yo quedo como una casa después de una fiesta cuando él se va.  Un chavalo le regaló  el perrito a Rubén cuando le pidió sacarse una foto. Entonces Rubén me lo dejó a mí después de las dos semanas que estuvimos juntos. Desde entonces, Blas duerme en una caja llena de arena y trapos viejos en el pasadizo de la cocina a mi cuarto.

Blas guarda en su existencia la casualidad de un café a las tres de la tarde. De un lindo día, de una madrugada, de los días de no saber nada de Ru-Ga. Y es probable que guarde el preciso momento en que empecé a brillar en las pupilas de Rubén, pero no estoy seguro. Me gusta ver cómo Blas encaja completito entre sus manos. Blas también alcanza entre las mías.  

"Rubén y Blas"/ cortesìa

2 comentarios:

  1. Perritos perritos, también me gustan como mascota aunque mi madre los detesta "yo o tus perros" imaginate, ni modo a aguantarme...

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