La comunicación nos hará libre

Imagen de Mafalda tomada de Zapateando2.wordpress.com

 Susana Herrera en su libro “La profesionalización de la ciencia” nos propone una nueva panorámica acerca de los epistemes de la comunicación, sacando a este termino de cualquier teoría cerrada que impida ver la comunicación como lo que realmente es: un fenómeno social  multidisciplinario que está en constante avance y  que evoluciona con la sociedad; por lo tanto, no puede ser visto como una disciplina desarticulada de las demás. En síntesis, propone la profesionalización de la divulgación de la ciencia para construir en base a las experiencias previas e históricas, el campo académico de la comunicación pública de la ciencia.

 Lo que se quiere es informar a todas las personas de los conocimientos que se están gestando y del avance científico, para que nadie se quede relegado o se perjudique por ignorar esta información. De igual manera, alertar acerca de las posibles dificultades o consecuencias que se pueda tener con el mal uso de determinado avance tecnológico o científico, así como los beneficios que se obtienen del mismo.

En vista del auge de los medios tecnológicos de comunicación y la creciente demanda de información, por parte de la sociedad, es importante que existan verdaderos profesionales de la comunicación que sirvan de mediadores o puentes entre el público receptor y quienes crean o gestan nuevos conocimientos de interés social que beneficia a todos.

Estos profesionales deberán tener un conocimiento crítico de la realidad en que se gesta el conocimiento. Respeto al destinatario, así como comprender el modus vivendi de estos, para incidir efectivamente en la sociedad. También, como todo buen comunicador, este profesional deberá dominar el lenguaje (hablar, escuchar, leer y escribir), de modo que éste sea un puente o herramienta, y no una barrera comunicativa entre ambas partes del proceso comunicativo.

Por otra parte, un verdadero comunicador debe tener un perfil humanístico que le permita aplicar valores como la justicia, la libertad, el desarrollo, la democracia, la esperanza y el amor; en su ejercicio como persona activa que contribuye al desarrollo de una nación.

Para terminar, es este un nuevo camino que se bifurca en dos posibilidades para quienes decidimos profesionalizarnos en comunicación: El primero es contribuir al ejercicio amplio, dinámico y verdadero  de comunicación con ética y valores, así como aprovechar este nuevo campo que necesita verdaderos profesionales de la comunicación.

Y el segundo, es encasillarse en que la comunicación sólo se ejerce desde una cabina radial o un estudio de televisión, y frustrarse, cuando la vida misma y la sociedad con los avances tecnológicos demandan cada día más profesionales de la comunicación dispuestos a ejercer una buena función que beneficie y asista al desarrollo de todos, porque es la información la que tiene el poder de frenarnos (si la desconocemos), y liberarnos si tenemos propiedad de ella.