viernes, 20 de mayo de 2016

El doloroso retorno a la sonrisa



 
Quiero fijarme en la punta del lápiz, pero no puedo. Intento escribir un cuaderno a manera de diario y olvido hacerlo, entonces, así consigo tenerlo conmigo desde hace tres años sin poder llenarlo o cambiarlo por otro. Subrayo citas que no volveré a leer nunca porque cuando eso pasa ya no me parecen brillantes o importantes, así asumo que no me interesarán después. Ensucio mucha ropa porque derramo el helado, la sopa y los frijoles… Y por esa antigua maña de infancia al secar mis manos detrás de mis pantalones, en el anverso de la remera y las mangas de la camisa. También suelo escoger un vaso y usarlo siempre, escuchar las mismas canciones rumbo a la universidad, recorrer los mismos espacios del cariño: el doloroso retorno a la sonrisa. También oler los mismos lugares, cerrar las puertas, las ventanas y los cajones antes de dormir… Llorar por los mismos motivos, quemarme en los mismos dedos mientras cocino.  Dormirme tarde y escribir cada día.

*Fotografía
 by Waldir Ruiz

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