No siempre un extranjero como yo tiene la
oportunidad de conocer a cordobeses a pesar de que vivo acá desde hace un año.
Todo esto porque Córdoba es una ciudad universitaria por excelencia y recibe
turistas y estudiantes de muchas partes del mundo y entre tanto extranjero y
migrantes del interior de Argentina, a veces, uno termina más rodeado de estos
que de los otros. Exagerando un poquito, por supuesto.
En este bar
mutante, a diferencia de todos los bares que abundan en Córdoba, Capital, se
puede estar de pie, sentado sobre una mesa, jugando al futbolín, sentarse en un
sillón, alrededor de una mesa, simplemente fluir por todo el espacio o gravitar
en la terraza del lugar.
Ese día mis amigos y yo nos quedamos abajo. Yo
subí al baño y mientras hacía fila para pasar me sentí observado. Una sensación
a la que he estado acostumbrado, pero que nunca ignoro. Curioso, esbocé una sonrisa y Julián, uno de
ellos, me sonrió. Así después de salir del baño fui a saludarlos porque me llamó
con un “hola” casi gritando antes de que yo bajara por las escaleras. Después
de un breve intercambio de palabras, entre estas mi nombre, decidí ir por la
Isa Paula, mi amiga brasilera, para que conversáramos con ellos.
Julián pregunta de dónde somos e Isa responde.
Julián lanza un elogio a nuestras playas. Todos sonreímos. Julián afirma que
soy dragón en el horóscopo chino y yo
respondo que sí, un tanto sorprendido. Él me dice que también es dragón y yo me sorprendo aun más y me
río de la coincidencia. Yo quiero distraerme de Julián y le pregunto a Diego
qué hace. Diego contesta que es pintor.
Julián
vuelve a llamar mi atención y me pregunta lo mismo. Isa responde y yo intento
escuchar a Diego que dice que tiene un proyecto pictórico con fotos. Julián increpa
mi falta de atención, entonces, decido escucharlo. Habla de astros y literatura. Le digo que yo
escribo un blog y contesta que soy melancólico como él. Me pasa un vaso de Heineken, me susurra un par de cosas al
oído y nos invita a su cumpleaños.
Fingimos
no escucharlo…
Llega la Flor y encuentra tema de conversación con el Diego. Sacándolo
del tema del cumple le pregunto si son cordobeses y les cuestiono su tonada. Julián
me responde que sí, pero que su tonada es diferente al ser de Altagracia. Me
habla de sus cuentos. Que odia lo estático: los pensamientos, las ideas, los
absolutos. Le respondo que creo que también, más convencido del discurso que de
lo real. Como no ando mi celular, me escribe sus datos en la libreta… nos reitera la invitación a su cumpleaños. Y yo nada más podía pensar que estoy
cansado.
Que pesado este Julian.
ResponderEliminarSaludos desde mundosmeridianos.blogspot.org.ar
Me gustó!
ResponderEliminarGus
aii !! no, noo !! no!!
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