lunes, 27 de octubre de 2014

¿Qué significa ser un “hombre real o de verdad”?




Desde hace rato me vengo encontrando con mensajes que utilizan la frase “Un hombre real” o “un hombre de verdad”  para sensibilizar a los hombres acerca de la violencia de género y demás causas feministas. Mensajes tipo: “Un hombre de verdad no golpea a las mujeres”. Yo desconfío de estos mensajes, pues a todo esto: ¿Qué es un hombre real? ¿Qué es un hombre de verdad? ¿Hay hombres de mentiras?
En mi lectura de ese “hombre real” y ese “hombre de verdad” está el hombre heterosexual y patriarcal que teme perder estos “atributos-privilegios” por manifestarse a favor de la equidad. También está el hombre que renuncia a ciertos comportamientos macromachistas como la violencia física hacia las mujeres, para seguir con micromachismos, como la no participación en lo doméstico, el control del dinero o la intimidación con manipulación. 

 Creo que cuando se utilizan este tipo de mensajes, construidos y articulados de esa manera, lo que estamos haciendo es confundiendo, solapando y perpetuando el mismo machismo que queremos combatir. Porque esa expresión genera el mismo sentido de reafirmación absurda de la hombría-machista-patriarcal.  Basta de decir “un hombre real” o “un hombre de verdad” porque no hay hombres “de mentiras o irreales”. Hay hombres machistas a grandes y menores escalas. Hay hombres machistas de todas las etnias y niveles sociales. Así también hay hombres que ya no queremos serlo.  

¿Y si renunciamos a la categoría “hombre” y, en efecto, “mujer” para acabar con dicotomías que resultan estrechas y violentas para toda la diversidad humana que somos? ¿No creen que sería genial solo ser personas? Pero, en caso contrario, podemos redefinir lo que significa ser hombres y surgir muy lejos de esas violentas y machistas definiciones que hemos cargado durante siglos y siglos. Creo que podemos hacerlo.

4 comentarios:

  1. En sentido estricto, todos somos "hombres de mentiras", en tanto que la categoría de "hombre" es una ficción construida y reproducida social y culturalmente. Para mí, redefinir lo que significa ser hombre sería deconstruir esa etiqueta hasta su total eliminación; ya que "hombre" y "opresor", "poder" y "dominación" siempre serán términos ligados, me resulta muy difícil reivindicar positivamente esta identidad. Es como cuando coca-cola intentó resignifcar la palabra "macho" y a las feministas no les gustó.

    Ser o no ser hombre no es cuestión de genitales, sino de prácticas. Se puede dejar de serlo y, sorpresa, no pasa nada...

    Un abrazo!

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    1. Interesante punto de vista, Dan. Reivindicar positivamente o al menos de una manera más diversa es lo que también a mí me ha costado.

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    2. Excelente artículo y excelente comentario, me encanto la parte "¿Y si renunciamos a la categoría “hombre” y, en efecto, “mujer” para acabar con dicotomías que resultan estrechas y violentas para toda la diversidad humana que somos? ¿No creen que sería genial solo ser personas?" Estoy completamente de acuerdo, aunque en efecto al renunciar a esa(s) categoria(s) unx se coloca en posición vulnerable ante la sociedad machista, será una labor dura pero desde donde podremos luchar para alcanzar la tan buscada igualdad.

      El feminismo radical habla de esto, de renunciar a categorías, y desde mi punto de vista es lo que va a la raíz del problema, decisiones fuertes pero efectivas.

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    3. Si, Iván. Ser radical no es "ser un/a locx extremista" como pretende hacernos ver el sistema, si no, ir a la raíz del problema como vos has dicho. Solo decisiones radicales generan cambios radicales.

      ¡Un abrazo!

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