Yo solía acurrucarme entre ustedes. En medio.
Separándolos y uniéndolos a la vez. Yo era como la llama que se acurruca a la
casa que quema. Que los devora o les
blanquea el pelo. Eso era yo. También fui esa bocanada de humo. Ese
proyecto inacabado y ese sueño en caja de mudanza. De las piezas del dominó yo
sería la que aguantaría el golpe. Sería el pequeño milagro todavía existente.
La esperanza guardada en mi cajita de
colores. Muy bien. También sería la oración sin fe. Y guardaría silencio. Y
el viento sonaría diciendo “sssh, niño,
todo va estar bien”. Entonces solamente ellas y yo nos desmoronaríamos a la hora de la cena.
"Árbol familiar" (1936)/ Pintura de Frida Kahlo |