Un hombre sin “virilidad”

No sé cómo había pasado tanto tiempo sin pretender leer algo de Mario Vargas Llosa.  Los cachorros es la primer novela que leo de él y me ha parecido importante el tema que desarrolla y el escaneo social al que nos somete. Masculinidad, machismo y patriarcado visto desde los microcosmos de sus personajes, en este caso, el principal es: Pichulita Cuéllar. 

La novela narra la triste historia de Cuéllar que, siendo niño, es mordido por un perro en sus genitales, por lo que la castración de su “virilidad” repercutirá negativamente a lo largo de toda su vida como adolescente, joven y adulto, haciendo de esta cada vez más miserable y degradante. Dicha degradación ocurre bajo la vista y presión social, representada por su círculo de amigos. 

Pero, ¿qué es un hombre sin su “virilidad”? ¿Qué simboliza la castración? Son preguntas que surgen durante la lectura y que, si se quiere, ambiguamente responde la obra de Llosa. Desde mi punto de vista, Mario Vargas Llosa plantea de forma magistral la presión social que ejerce este sistema vertical y machista sobre los hombres. 

El falocentrismo presentado a su enésima potencia, aunque no tengamos claridad anatómica de la castración de Cuéllar, pues la “ausencia” de “virilidad” es marcada constantemente convirtiéndose en el motivo central del relato. Es así que esta irrealización del hombre desde los mandatos sociales y las representaciones del imaginario colectivo que implican la castración hacen que desde un principio sea marginado, nombrado peyorativamente, condenado al exilio y la infelicidad hasta su muerte.