Cuando hacen 30°
no sé qué pasa, pero soy feliz. Cuando hacen 15°
como que se detiene la dopamina en mi cerebro… y se me baja el ánimo porque
entonces como que hasta las situaciones empiezan a ponerse al clima. Mi
inteligencia funciona sin sol (en la noche), pero mi felicidad—quizá— con calor. Creo que sí definitivamente. Córdoba pasó de 30°
calurosos a 15° fríos
de jueves a viernes. En un abrir y cerrar de ojos literalmente. Y se ha mantenido
así el fin de semana. Y, tristemente, algo dentro de mí también…
La Rosy, mi amiga guatemalteca dice que, los
sentimientos, las emociones, los pensamientos, las opiniones; no son estáticas.
Soy, en mucho, la prueba de eso tal vez…
Supongo que así somos todos. Ahora, el frío, la soledad, la extranjería combinan
perfectamente con mi proyecto de investigación y mis aventurados hallazgos: Las
LGBTQ culturas pasan mucho frío y soledad.
En mucho, soy la prueba de todo esto también…
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