En estos días llegó a mis manos la revista
colombiana El malpensante, quien según mi amiga Marcela del blog Crónicas alicoradas,
es una de las revistas consagradas en el gremio literario del territorio cafetalero.
Sin duda, no recuerdo haber tenido en mis manos una revista literaria de tanta
calidad en cuanto a contenido visual de soporte. Al menos, en Nicaragua, El
Hilo Azul o, en Centroamérica, la Revista Carátula, son revistas
de mucha calidad literaria y cultural; pero con formato y soportes de contenido,
a mi juicio, poco atractivos.
Primero, eché un ojo a cada uno de sus titulares,
las hermosas ilustraciones y las fotografías. Todo aquello tan cuidado. Quería
empezar de una vez con cualquiera de los artículos; pero, de nuevo, Marce, me
sugirió leer una crónica del periodista de viajes David Granda:
“Nueva york era esto”. En efecto, estuve
ante un recorrido al pasado no tan lejano de esta ciudad emblemática.
El primer párrafo me enganchó y me paralizó al
unísono. Nótese: “El amor libre de los setenta era una actitud
contracultural que no discriminaba en
función de la raza, género o clase social. Por eso, Jimi Hendrix le contagió la
gonorrea a Danne, la esposa de Robert Hughes, el prestigioso crítico de arte de
Time.”
Y así, Granda nos lleva como si tuviera cámara en mano
y no pluma, por las calles y lugares más conocidos de la capital del mundo, pero,
con la diferencia que nos hace visitar la manera vertiginosa y, a la vez,
decadente en que esta ciudad empezaba a erigirse.
Aquellos
personajes que en aquel entonces solo eran personas. Se puede respirar la
decadencia en todo momento. Y notar el brillo de esas estrellas pop que ahora
pueblan y aglomeran numerosas leyendas urbanas, revistas, nichos y grupies
culturales: Iggy Pop, los Stooges , Patti Smith y Robert Mapplethorpe, por
mencionar algunos.
Y el periodista va y camina por las avenidas
demostrándonos que en Nueva York además de sexo, orgasmos y gonorrea, hubo música,
fotografía, cine y arte en sí mismo. Entonces, pienso en que quizá algún día
quiera conocer Nueva York. Como quien
visita un museo de leyendas. Y pensando
esto, me traslado del sillón al colchón forzándome a dormir en el aburrimiento de
una Córdoba que siesta.
Waldir fijate que yo conici El Malpensante lo que no recuerdo es que en que contexto lo hice, como dí con el, y fue hace mucho por cierto, creo en las investigaciones de la U para mi tesis o bien cuando divagaba buscando seguidores en el blog supe de ella... saludos...
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