Es difícil escribir poemas felices.
Como buscar motivos para afeitarnos
cada mañana y hacer la cena.
rezar los domingos,
bailar los viernes
y algún día, quizá, pensar en niños.
Cosa que me ha llevado a creer que la
espera puede no ser siempre el cruel destino,
si no una estrategia de vida decente.
Además, yo no soy bueno
para planchar la ropa.
Quemaría sus buenas camisas
con la forma de mi sombra,
con la forma de mi otro yo.
Y todavía estaría buscando
las respuestas en el espacio sin fin…
Pasados mis diecinueve,
veinte,
veintiséis.
Una mancha.
Otra mancha.
*Río Tercero,
Córdoba. Argentina.
Fotografía by Waldir Ruiz
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