sábado, 21 de junio de 2014

¿Existe un lugar seguro?



Hace unos días seis chavalos me robaron mi celular. Afortunadamente escapé con vida al hurto. ¿Dónde me pasó? En un lugar que yo consideraba seguro hasta ese día. La seguridad ciudadana es un tema que siempre me ha preocupado. Me pone nervioso. Nicaragua ha sido considerado uno de los países “más seguros de Centroamérica”, pero es imposible no albergar miedo en un país donde cada día ocurren muchos abusos y crímenes contra civiles.

Según un viejo informe de Cinco dice que los delitos contra civiles ascendieron después de los ´80 y que se han mantenido. Dicho informe también alega que las estrategias más fuertes que ha emprendido el Estado de Nicaragua al respecto han sido la profesionalización y modernización del aparato policial, así como la incorporación de “otras instituciones” a la vigilancia de la seguridad ciudadana, además de la Policía Nacional. 

Sin embargo, después de lo ocurrido con la protesta pacífica de #OcupaINSS y la cotidianidad de expresiones delictivas a las que la policía no responde me queda claro que Nicaragua de “país seguro” lo único que a lo mejor tenga es la fama. Creo que las acciones estatales para conseguir la seguridad ciudadana no deben estar centradas sólo en la policía, si no en verdaderos mecanismos de erradicación de la violencia armada, de la represión y del machismo en los espacios públicos y privados a través de una educación sostenida en los principios de respeto y democratización de la seguridad; pues la seguridad ciudadana no debe ser exclusiva para quienes pueden portar armas o movilizarse en automóvil particular (porque ni siquiera eso es seguro). 

Realmente me llena de rabia y frustración que, por ejemplo, para cierto tipo de personas la seguridad ciudadana sea prácticamente inexistente y tengamos que lidiar con expresiones de violencia de una manera cotidiana como si esto fuera normal. Un ejemplo es que para las mujeres y las personas LGBT no hay espacios seguros. Salir a tomar un café puede constituir un riesgo a padecer una lista interminable de delitos callejeros. ¡Frustrante! Estar alerta siempre no es nada grato. Pero, ¿qué puede hacer uno con el enojo, la rabia o la frustración? ¿Qué podemos hacer contra toda la violencia machista del mundo? 
Fotografía cortesía de elobservatodo.cl

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