viernes, 9 de junio de 2017

Por la patria [Diamela Eltit]



Esta novela llegó a mis manos a finales del 2015. Un día paseando por la Av. Corrientes, la encontramos en una tienda de libros en ofertas y, ahí mismo, la Cony, mi amiga chilena, me la sugirió con mucho entusiasmo. Me pasa lo siguiente: compro libros para leerlos mucho tiempo después, no inmediatamente. Es así que tengo una pila de libros esperando ser leídos.

Por la patria, de la narradora chilena Diamela Eltit, es una novela con una narrativa perfecta, compleja, coherente y cohesionada de cabo a rabo. Un ladrillo perfecto capaz de romperle la cabeza a cualquiera. Es una novela difícil de leer cuando vienes acostumbrado a esa estructura convencional de narrativa.

En cuanto empecé me di cuenta que estaba ante una historia convulsa. Eran muchas voces. Era un “quilombo” como dirían los argentinos. Nos mete de empujón a la historia-histeria colectiva de un estado de sitio que, aunque no explicite un periodo histórico, sabemos que estamos ante Chile. Que la ciudad podría ser Santiago o Concepción. Pero yo quise imaginar que podría ser Latinoamérica.  Hay rasgos tan ostensibles a la región: ese sentido de la ciudad sitiada, tan padecido por nosotros. 

Luego, estamos ante un relato personal e individual de una mujer que deviene, a su vez, en un relato polifónico con las voces de otras mujeres y con su propia pluralidad de voces y memorias. Coya, la protagonista, transita, a veces posee la voz de una madre, de una hija, de una mujer, de un ser andrógino, de una raza. 

 Un rasgo muy interesante de la novela podría ser ese: el estado de sitio a voces de mujeres, de minorías sexuales. Ya no es el abundante relato aburrido de los hombres testificando. Son las mujeres, las minorías, los marginados, dando cuenta de la barbarie. 

Diamela desdibuja las líneas de la nacionalidad. Va más allá y propone una reflexión de la identidad latinoamericana, de esa factoría en la que han pretendido convertir nuestro continente. Nuestra resistencia, la resistencia de las mujeres. Hace una abrumadora exploración de la violencia y la tortura hacia nuestras tierras, nuestras comunidades, experimentando con el relato de Coya, esto mismo, en el cuerpo de la mujer, en sus memorias. Expone los espejismos de la raza, el patriotismo, el nacionalismo… la crueldad de estas categorías en nuestra historia.  


Véase también:
La cueca sola

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