martes, 6 de junio de 2017

En el barrio de Julio Cortázar




  Ocurrió el maravilloso hecho fortuito el año pasado que, mientras anduve en Buenos Aires, me fui a hospedar con la Rosy a casa de unas compañeras que, para mi suerte, vivían sobre la Av. San Martín, a una altura muy cerca del Barrio Rawson, el barrio de Julio Cortázar. Tuvimos todo el fin de semana para ir caminar sus calles, pero no fue hasta el último día que, nos levantamos temprano y fuimos a recorrerlo con cámara en mano, abrigados hasta el cuello porque era invierno.

 Pasando la Av. San Martín todo era más tranquilo en el Barrio Rawson. Automáticamente me sentí parte del cuento Ómnibus. Sentí un cosquilleo nostálgico muy agradable en el pecho mientras caminaba.  Con la Rosy teníamos una sonrisa todo el tiempo y miradas de contentura y asombro. 

Yo había fumado marihuana así que era todo sonrisa. Foto, sonrisa, risa, charla, foto… y así. Pisé caca de perro varias veces caminando por la calle Artigas, dando vueltas frente al edificio donde vivió Julio, en esa pequeña plazoleta, observando, sintiéndome parte de su paisaje. Aquí pasó parte de su juventud en el tercer piso de Artigas al 3246 entre los años 1934 y 1951 y ahí estaba yo en el 2016 sintiendo emoción, nostalgia y amor en esa plazoleta en la que merodeaban hermosos gatitos. Fui muy feliz. 






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