miércoles, 10 de mayo de 2017

El otoño es así





Viene por mí hasta el YPF donde hace aproximadamente cinco minutos yo lo estoy esperando. Veo hacia todos lados, el complejo residencial donde vive tiene tantas entradas y salidas que no sé por qué lado esperar que aparezca, entonces, hago un paneo general y me concentro en escuchar la próxima canción en mi lista de reproducción: Video games de Lana del Rey.

 Meto mis manos como escarbando un poco de calor en los bolsillos de la campera. Y es en ese momento de pequeña resignación ante la corta espera que aparece el Manu. Por fin, me digo a mí mismo. Me pregunta si tengo frío y antes de que yo pueda responder me toma de la mano y me lleva hasta la entrada del condominio. Lo veo y me sonríe. Él es de esas personas que cuando sonríe lo hace con todo y los ojitos se le hacen más rasgados. Mi corazón se achica de ternura. 

Nos dirigimos hasta su depto y un señor cargando un perro mediano y peludo nos gana entrando de primero al ascensor, viéndonos entre indiferente y malhumorado. Creo que nos intimida un poco, tanto, que el Manu suelta mi mano.  El señor pregunta si subimos y Manu responde con una pregunta indirecta de cortesía, “si nos deja”. Entonces, subimos los tres. El viejo va al cuatro y nosotros al seis. Intercambiamos miradas cómplices, burlándonos, de alguna manera, del viejo, el perro y su presunta homofobia.

Entramos al depto, con sensación de alivio, nos abrazamos y nos frotamos rápidamente como buscando calor instantáneo. Manuel está más calientito que yo, lo sienten mis manos que recorren su torso debajo de su campera mientras nos damos besos lentos en el living. Le pido un vaso de agua y luego nos metemos en su cama de dos plazas. Recuerdo y tomo conciencia que todo el tiempo conmigo es “ir por algo” e intento no pedir más que el vaso de agua y no levantarme de la cama. 

Y ahí, en su cama, además de besitos y calor, tenemos conversaciones y frases tontas. Dice que le gusta la vueltecita de mi columna antes de la cola. Yo le digo que me gusta la vueltecita de su abdomen yendo hacia el pubis. Se ríe porque le copio la forma de los enunciados. Dice que le gusta cuando yo estoy arriba. Le digo que me gusta cuando me dice cosas sucias al oído. Dice que le gustan mis cosquillas. Le pregunto cuándo pasearemos en esa SS80 que está ocupando espacio en su living y me contesta que no sabe. Que está cansado.

3 comentarios:

  1. El final me dejó con dudas, no se si esa propuesta de la SS80 fue después de o antes de...En todo caso me dejó triste...:( jaja

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