Llovió
toda la noche, más
no se apagaron las pesadillas.
Mi
habitual sed no pudo con la lluvia.
Fue
muy poco para mí,
Fue
muy poco para esta sed
que
crece en espiral hacia el vacío.
En
las macetas del jardín del ventanal
hibernan
los babosos caracoles
de
la nostalgia, el exilio y el adiós.
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