jueves, 3 de noviembre de 2016

Poesía vertical, ¿Vertical? Vertical




Ya hace unos años que vengo leyendo poemas de Roberto Juarroz sueltos por ahí en la web. De alguna manera algunos de sus poemas tienen una forma silenciosa de hablar por mí y a menudo una forma de pensar la vida con la que {a veces} me puedo sentir identificado.

 Muchas semanas atrás mientras recorríamos el paseo de los artesanos en córdoba, Paula, mi amiga cordobesa, me regaló una antología esencial que vendía una chica de una editorial independiente y artesanal que se llama “Bocavulbaria Ediciones”.  

Resulta maravilloso porque pareciera que ya no editan a Juarroz y no encontré antes ningún libro de él acá pese a que es argentino.  Entonces, la alegría se apoderó de mí, y me sumergí sin parar en su Poesía vertical. Mi mala costumbre de leer libros que no son de la facultad perdura aunque cumpla años cada 11 de octubre. También disfruté mucho de subrayarlo y de marcarlo como quien deja migas de pan en el camino para no perderse o ser encontrado. 

Leí el poemario añorando encontrar poemas que ya conocía, pero di con otros y otros que me gustaron y que ahora ocupan mi mente, así como otros que fueron callejón sin salida. Los leí en días que amé la vida y otros días en que no tanto. A veces era como que el lenguaje no daba para más y el poema guardaba un abrumador silencio que no me decía nada. 

 Un amor más allá del amor
por encima del rito del vínculo,
más allá del juego siniestro
de la soledad y la compañía.
Un amor que no necesite regreso,

pero tampoco partida.
Un amor no sometido
a los fogonazos de ir y de volver,
de estar despiertos o dormidos,
de llamar o callar.
Un amor para estar juntos
o para no estarlo,
pero también para todas las posiciones intermedias.
Un amor como abrir los ojos.
Y quizás también como cerrarlos.
(V-Poesía Vertical- Roberto Juárroz)

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