Tengo una amiga cubana. Se llama Mariela. Viajar y
vivir en otro país te cambia la vida de muchas maneras. Me gusta tener amigos
de distintos países, ellos te cambian aun más la vida. Podría decir que tengo
una cualidad maravillosa llamada “predisposición al cambio” y “aceptar todo lo
nuevo” y de ahí viene esa emoción y ganas de hacerme amigo de extranjeros.
Con la
Mariela me pasa que, además de activarse mi chip caribeño en cuanto a la
sabrosura de nuestro lenguaje, nuestras erres, nuestras ausencias de “s” y
nuestra manera de hablar divertidamente de sexo, también se activa un compartir
de poesía. Nos gusta leer poesía sin mayores pretensiones más que disfrutarla.
Rayamos los libros. Doblamos las páginas. Disfruté
mucho leer un poemario de Dulce María Loynaz ya leído por ella. Entre sus subrayados
y dobleces… De ahí nació nuestro juego de palabras, por el poema Geografía: ¿Qué es una Isla, Mariela? Y ella al
toque responde: Una ausencia de agua
rodeada de agua, una ausencia de amor rodeada de amor.
Me gustan los libros y los regalos. ¿A quién
no? Y cuando estos se conjugan, aun más.
Me gustan todavía más los regalos que emprenden un viaje, sobretodo, si son
libros. El hecho de que esa persona en ese otro país o lugar se acordara de
vos, ese recorrido que hace ese libro hasta tus manos, dota para mí, ese libro
de regalo, de una energía hermosa. Y es así que “Asuntos Personales” un
poemario del cubano Raúl Tortosa llegó a mis manos. Y pienso ahora en el recorrido
que hizo ese libro desde la Habana a Córdoba y el que probablemente hará de
Córdoba a donde vaya estar yo después… Es simplemente mágico.
“Asuntos Personales” es un poemario que si bien
trae poemas demasiados cursis para mi gusto, hay muchos otros que me robaron un
pequeño suspiro en estos momentos en los que me está costando poner atención.
Cuando lo mejor que puedo hacer es leer poesía. Claro, porque la poesía
requiere de otra atención. De otros niveles cognitivos, pienso yo. Y es muy
buena para estos lapsos de saturación donde me quedo modo piloto y no pongo atención a nada porque me cuesta
concentrarme…
Mi sección favorita fue la de los Epigramas porque siento fascinación por
los poemas cortísimos al estilo haiku. “Si
un día se me humedecen las palabras /no preguntes nada/ no digas nada/ ni hagas
nada. / Estoy frente al abismo inevitable de una pena. /” Y así, entre otros que me gustaron más,
tanto así que no quiero compartir porque son muy melosos ahora para mí.
El poemario,
como su título lo dice, ronda temáticas personales que caen en el lugar común
del amor, del desamor, de si se quiere, de lo trillado. Pero lo que siempre
gusta. Un poema que me llegó mucho fue Exilio, de la sección Los cuerpos y las sombras. Y quiero
cerrar con la frase que abre: Todo exilio
tiene sus roturas/ y de allá vengo sobre mi propia huella/ al encuentro
inevitable con mi sombra.
Posdata: El poema acompañado con el cafecito cubita™ fue un auténtico orgasmo.
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