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Creo que sí. Mi pacifismo como tal no ha estado a
prueba todavía; pero repruebo la violencia y me da pánico la guerra. Quiero
estar muy lejos de estas, aunque, vivir donde vivo no me ha dado esa dicha. Y,
aunque no esté directamente ante la violencia extrema, podría afirmar que vivo
rodeado de violencia y al borde de ella cada día. He sido muchas veces víctima
y otras veces verdugo. No se siente nada bien, sobretodo, desde que lo
reflexiono y me pronuncio a favor de la paz. ¿Les ha pasado alguna vez?
Es que es común que la gente muestre repulsión
ante casos de violencia extrema como un femicidio, pero solapadamente son
tolerantes y permisivas con esa violencia sutil. Esa violencia de la que está
llena nuestra cotidianidad. Ya saben, esas típicas preguntas del tipo: “Oye, ¿qué metidita en carne estás?” “¿Unos
tacones no te quedarían nada mal?” “¿Y si hablás como hombre para que te
escuchemos mejor?” “Como que esta camisa está muy de nena, ¿no?” Y un largo etcétera de expresiones que si bien
me han dicho, también las he dicho.
Soy un pacifista, sí. Quiero la paz y con una
guerra violenta jamás conseguiremos paz y tenemos la historia de la humanidad
para demostrárnoslo. Aunque el otro día un señor me recordara la famosa frase
en latín si vis pacem, para bellum. Pero
hoy por hoy la “guerra” puede ser algo pacífico. Al menos, a eso le apostamos
mucha gente joven.
Y hay una verdad. Al menos, una verdad que he
tenido la oportunidad de verbalizar en este año, después de unos años leyendo y
escuchando sobre luchas, sobre poder, sobre sueños que conquistar
colectivamente e individualmente: desobedecer es la mejor lucha pacífica.
Desobedecer el poder patriarcal, el machismo y las leyes injustas. Desobedecer
en masa y en lo individual. En público y en privado. Solo así se consigue (se
conseguirá) lo que queremos.
mira que no me habia planteado eso, desobedecer, buen punto, y valido creo...,
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