Fotografía by Waldir Ruiz |
Todo comienza —o termina— un día normal. Hasta el
más funesto de nuestros días sucede un día normal. Un día en que nos
levantamos, desayunamos y nos bañamos pretendiendo que todo será normal. Procuramos
un día como ayer, quizá. Porque los ayeres suelen estar poblados de días
normales que queremos repetir. Y a toda la gente nos gustan los días normales.
Días que no atentan contra nuestra estabilidad.
Pero —como decía— todo comienza siendo un día
normal. Como esa vez al salir de casa en
que chocamos contra el umbral superior de la puerta. Y al vernos el moretón frente
al espejo solo dijimos: “Vaya, sí que he crecido”. Porque claro está que en
días normales nunca nos hubiésemos golpeado.
Ni se diga de ese día en que regresaste del
colegio y tu papa ya no estaba. O el día en que a tu mama ya no le importó que
usaras medias negras. Qué más faltaba. Nunca fue necesario que vigilaran
nuestra ropa.
Pero los días más sorprendentes son esos días normales
que se vuelven oscuros. Días que se tragan parte de nosotros y nos escupen con
una nube en nuestras cabezas. Una nube que mengua, se oscurece, llueve y
truena. Una nube que nos persigue a dondequiera que vayamos y que incluso,
cuando dormimos, nos asalta, a veces, con una tormenta. Por eso, me dan miedo los
días normales.
Feliz Navidad
ResponderEliminarAca me tienes amigo luciernaga, del forastero que murió esta aldea queda, odio ya los dias normales, establecen una dictadura absolutista en nuestras vidas, son con el Gran Hermano.....
ResponderEliminarTe envie un E-mail y no me respondiste, aun espero respuesta
EliminarNunca recibí tal e-mail. xD ¡Feliz año nuevo!
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