domingo, 14 de agosto de 2011

Aprendiendo el arte de contar…

Cualquier actividad que implique talento o “don” envuelve siempre polémicas interminables: ¿se nace o se hace?, pero ¿de verdad sirven los talleres de narrativa?, esa pregunta sólo la podía contestar asistiendo a uno.

Este año apliqué a un Taller de cuento moderno convocado por el Centro Nicaragüense de Escritores (CNE) e impartido por el poeta y escritor Iván Uriarte, de modo que puedo afirmar por mi experiencia que sí ayudan muchísimo.

Esta semana terminaron todas las sesiones programadas, sin embargo, en complicidad hemos decidido seguir compartiendo (aunque sea de forma clandestina…jejeje…). Este taller inició como una carrera, en la que muchos se quedaron en el camino (cada quien con sus razones).

Yo inicié entusiasmado, a pesar de haber escuchado algunas opiniones escépticas. No todo fue perfecto, pero en la medida en que uno deconstruye ciertos preconceptos y prejuicios se da cuenta que se puede ganar mucho en materia de experiencia y conocimiento.

Iniciamos el 7 de junio y terminamos este 09 de agosto. El curso fue intensivo. Yo estaba concluyendo el primer semestre, tenía clases en la mañana y por la noche tenía el taller, de modo que pasaba todo el día en Managua.

 Llegaba a mi querido Nagarote como a eso de las 9:30 de la noche, sin contar los días en que me quedé a dormir donde una amiga y la tristeza que me provocaba viajar de tarde cuando ya estuve de vacaciones, la lluvia y un largo etcétera de peripecias… Aunque tuve unos cuantos martes lindos (…jeje…pero TODOS aprovechados al máximo).

En principio, se leyeron y se discutieron los cuentos o fragmentos con los que aplicamos en el taller. El poeta Iván Uriarte tiene un arte para criticar literatura tremendo, hasta casi lloro cuando me tocó estar en el banquillo de los acusados (…todo por mi bien sí…jejeje…).

Esa primera parte fue acompañada de teoría escritural de los mejores cuentistas de la historia, luego fue la práctica, lecturas en casa, aprendimos unos trucos para atrapar lectores (…jejeje…son secretos!). 

Debo agregar que me costó ganarme un lugar entre mis ilustres compañeros, creo que por ser tan joven (…jeje…). El primer día éramos alrededor de 11 chavalos, unos periodistas como la Luchi y Lesli Nicaragua, profesores de literatura como Reina Mab y Yahoska Tijerino, entre otros estudiantes de último año de Universidad como la Flora Velásquez,la Ninoru Amisaca y yo.

Me sentí sumamente alegre cuando mi segundo cuento fue uno de los primeros en emerger como “buen cuento” (…jejeje). Que el poeta Iván me dijera que no imaginó que “yo” fuera capaz de hilvanar una historia así, fue lo que más me gustó, porque mi primer cuento (uno acerca de un sueño) fue para él una “elucubración prosística”, fue cualquier cosa, menos un cuento, ¡imagínense!

 Mi problema era que yo no soy bueno (más bien no me gusta…jejeje) para ver fallas en lo que los otros escriben, por eso me quedaba callado en la fase de comentarios, pero claro que percibo lo que está bien o mal escrito. Además mi espíritu crítico funciona de manera personal, si me gusta bien, si no pues no…(jejeje).

Aunque un taller no te da la fórmula mágica para hacer buenos cuentos, ni el espíritu sensible de artista, considero que sí son útiles en el sentido de compartir, escuchar críticas  sobre lo que escribes, y compartir, compartir y compartir…

Haber compartido con los chavalos que llegaron hasta el final es la mejor experiencia ganada y vivida que me queda del taller de cuento moderno 2011.
   
Iván Uriarte t la preseidenta del CNE dándonos la bienvenida..

1 comentario:

  1. Te digo la verdad, me parece que tanto estilo y tanta técnicas y todo el rollo del estilismo y las elit de la literatura si pueden afectar la simplicidad, sinceridad y magia de una historia, creo que el escribir es libre y puede hacerlo el que tenga el "Don" y el que no lo tiene y lo desea, puede intentarlo. Aunque si deseo también escuchar una verdadera crítica a algunos escritos mios aunque los desvaraten, las tuyas han sido duras fijate, pero las acepto por que incluso yo coinsido con ellas.

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