Contsanza Marchant/Fotografía by Flor Velásquez |
Pienso en algo que una vez leí que dijera la
Gioconda Belli, en que la poesía buena nos enseña a vivir, nos
enseña la belleza y la miseria de la experiencia humana. Nos enseña que no
estamos solos. Y me quedo
con eso último: no estamos solos. Y así, como si nada, en uno de mis solitarios
y a la vez repletos días en Córdoba, Argentina me encontré con la Cony (como le
decimos de cariño). Mi queridísima amiga Constanza Marchant. Y desde entonces,
no he estado nunca más solo. La poesía, las alusiones, los helados y el
revoloteo en la biblioteca son apenas descripciones vagas de lo que va siendo
esta gran amistad.
Constanza es poeta. Y
diré sólo esto porque poeta es una palabra lo suficientemente grande como para
sostener una mujer maravillosa como ella. Con 26 añitos y originaria de Chile
vive sus días en el corazón de Argentina: Córdoba. Una tarde después de
nuestras clases nos fuimos a su Depto. y mientras cocinábamos y comíamos una
pizza hablamos de lo que más amamos:
¿Cómo iniciás la aventura de escribir?
Creo que como muchas otras poetas, escribiendo un
diario de vida. Fui muy buena lectora desde pequeña y en la medida que fui
creciendo fui buscando espacios donde pudiera hacerlo. Como el Centro Cultural
Balmaceda-Arte Joven y la Carnicería Punk Moda y Pueblo. Seguí escribiendo,
perfeccionando y empecé a juntarme con otras escritoras.
Constanza Marchant/Fotografía by Flor Velásquez |
¿Qué
lugar tiene la poesía en tu vida?
No podría decir que la poesía tiene un lugar en mi
vida porque ya la poesía lo es todo. Lo ocupa todo. Hace unos días te decía, a
veces siento que la poesía me está matando y otras veces que me está dando
vida. La poesía es para mí un espacio hermoso donde yo puedo desarrollarme de
distintas formas. Es, entre otras cosas, un escape. Entre tanta cotidianidad,
tanta obsesión, tanta rapidez… Es mi oficio.
¿Por
qué poesía y no narrativa?
No es algo que yo haya decidido. Mi relación con
la poesía es: La poesía invadiéndome como sujeta. Creo que la poesía lo quiso
así. Hay noches que me tengo que levantar de la cama a escribir. Así actúa la
poesía en mí.
¿Podemos
hablar de tus motivos?
Uno va cambiando. Más joven me ha interesado el
espacio del apego. Por no sonar tan cliché y decirte el amor (risas). Y también
del desapego, que es más tormentoso. Y en la medida que he crecido y más a
conciencia me he empezado a hacerme cargo del ser mujer, la deconstrucción del
cuerpo, lo que significa ser mujer en la época actual… Lo que te va moviendo en
realidad. Realidades de otras personas… Yo no puedo escribir desde otros
espacios que no sea la pena, el dolor y el desgarro. Ese cuerpo que se rompe,
que se deconstruye y reconstruye pero que queda cicatrizado. No puedo escribir
desde la alegría.
¿Es
difícil para una mujer dedicarse a la escritura, a la poesía, hoy en día?
Es difícil porque en el mundillo de la literatura,
al menos desde mi experiencia en chile,
hay muchos hombres haciendo lobby patriarcal. Y lo reclaman para sí como
su esfera, su espacio. Y es común encontrar comentarios misóginos. Pero, a la
vez, para una mujer empoderada no es difícil enfrentarse a cualquier tipo de
estos machistas por ahí.
¿Te
molesta que te encasillen en “escritura de mujeres”, “literatura de mujeres”?
Me molesta que me encasillen. Pero espero ser
valorada así, porque no me interesa escribir como hombre ni ser valorada como
hombre. Me interesa escribir como mujer. ¿Para qué seguir escribiendo como
ellos, más de lo mismo? No. Lo de la categoría me representa un conflicto, pero
no la palabra mujer.
¿Hay
una subvalorización de la poesía escrita por mujeres respecto a la poesía
escrita por hombres?
Hay que verlo desde el espacio donde se construye
esta valorización. Por ejemplo, los premios de poesía mayoritariamente se los
ganan hombres, las publicaciones son de hombres… Desde mi experiencia en Chile,
cuando estuve en la Fundación Neruda, el 70 % eran hombres. Y es una cosa que
se sigue repitiendo… Si la gente se
dejase llevar por estos espacios, pues se pudiera percibir que las mujeres no
estamos escribiendo. Pero las mujeres sí estamos escribiendo y escribiendo
bien, pero desde nuestros propios espacios más alternativos a este mundo.
Seguimos leyendo ante la gente, seguimos escribiendo.
¿Una
poeta?
Alejandra Pizarnik
¿Una
mujer?
Mi madre.
¿Un
narrador?
mmm… Cortázar.
¿Una
narradora?
Virginia Woolf.
¿Poesía?
Oxígeno.
¿Literatura
escrita por mujeres?
Movimiento. Acción. Lucha.
¿Chile?
Exilio.
¿Latinoamérica?
Casa.
¿Un
sentimiento?
La tristeza.
Un
verso tuyo: Habitar el amor como espacio
de resistencia...
Nahuel.
Constanza Marchant, Waldir Ruiz/ Fotografía by Flor Velásquez |
La
imagen de mujer rota
que
se derrama sobre sus espejos
espera
en la piel
de
quien olvida mi nombre.
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