Esta tarde me paseaba con Cony de regreso a
casa. Veníamos de Ciudad Universitaria y bajábamos desde Plaza España, cruzando
casi “prodigiosamente” por los pasos zebras o peatonales que ningún conductor
respeta, cuando nos topamos con el enorme Palacio Ferreyra o también conocido como
el Museo Superior de Bellas Artes
Evita. Una hermosa Mansión de estilo francés principios del
siglo XX que siempre había llamado nuestra atención pero a la que nunca
habíamos accedido porque siempre que pasábamos estaba cerrada. ¡Pero esta vez
estaba abierta! Entonces nos apresuramos a entrar mientras el personal muy
amable nos invitaba a pasar y nos advertían que cerraban a las 8:00. Fuimos
caminando y deteniéndonos en el primer piso entre asombro y emoción. Hermosa arquitectura
y raras y llamativas esculturas… Mis ojos vagaron sin detenerse en ninguna obra
particular hasta que subimos al segundo piso y me paralicé al ver la fotografía
de Nicola Costantino y su doble frente
al televisor. Entre una especie de asombro, admiración y miedo intentaba
comprender lo que había querido comunicar… veía al niño, veía su foto, veía lo
sombrío de la imagen y no dejaba de preguntarme qué habría querido decir. Entre
un flash y otro que la Cony me tiraba se nos fue el tiempo. Y yo regresé a casa
prendado de esta maravillosa artista.
Nicola Costantino y su doble frente al televisor. |
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