Fotografía tomada del blog Planeta Neutro |
Pocas historias están llenas de tanta
vergüenza, culpa y miedo como aquellas relacionadas al coito, la exploración y
placer sexual. He decidido empezar una serie de reflexiones “en voz alta”
(escritas) de la vivencia de mi sexo, la sexualidad… y todo cuanto haya
ocurrido hasta hoy al respecto. A lo mejor y de paso deconstruyo algunas ideas
tóxicas, míticas y estereotipadas.
Yo no podría hablar de sexo sin
explorar mi infancia y sin recordar cómo descubrí el maravilloso arte de
procurarme placer a mí mismo. Comparándome con otros creo que mi exploración y
vivencia sexual ha sido muy lenta, inocente y llena de mucho miedo. Sin
embargo, ha sido de forma tan madura y “responsable” que no me arrepiento que
haya ocurrido así.
De niño, como de dos o tres años me
daba curiosidad verles entre las piernas a mi mamá y a sus amigas. No sé. Las
faldas, las piernas, me llamaban mucho la atención. Recuerdo que solía
involucrarme afectivamente con hombres adultos. Entiéndase esto como atracción.
Cabe destacar que nunca abusaron sexualmente de mí.
Pasemos a la adolescencia. Sólo
recuerdo un sueño húmedo, no tuve más sueños húmedos, creo. Ese sueño húmedo
que recuerdo era extraño. Yo tenía doce años exactamente. No recuerdo el acto sexual, pero sí a un señor que no era mi papá; pero
que lo parecía o me lo recordaba, no sé, y cuando desperté fue una especie de
placer y vergüenza lo que me invadía. Me gustaba mucho, podía ver su torso
descubierto y parte del vello púbico; pero también sentía algo de culpa, era mayor,
no sé, fue un sueño raro…
Y así transcurrió el tiempo más o
menos tranquilo. No me sofocaba mucho. Eso sí, tenía muchas erecciones durante
el día, recuerdo que me gustaba acostarme boca abajo, con ropa, pero frotarme contra
la cama, moverme de cierta manera, pero no eyaculaba. Me daba algo de placer y
me humedecía. Luego, me avergonzaba y no lo volvía hacer en unos tres días.
Empecé a masturbarme cuando tenía 16
años, estaba yo en la secundaria. Recuerdo que unos meses antes me había estado
trasnochando viendo televisión, películas de Leonardo Di Caprio, Shia LaBeouf,
Lindsay Lohan, todas esas producciones que poblaban los canales de tv mientras
yo hacía la tarea o estudiaba. En una de esas, de pronto, haciendo zapping,
¡Zas! Llego a un canal porno. Era porno suave y la cámara se alejaba de los
genitales. Me quedé a ver toda la película. Me estimulé en gran manera, pero
aún no me frotaba. Semanas después di
con un horario más tarde, entonces presentaban porno hardcore y ahí sí me quedé
asustado y el acercamiento de la cámara a la penetración me pareció grotesco.
Lo apagué y no quise seguirlo viendo. Días después sentí curiosidad y volví,
esta vez lo que vi me gustó y me estimulé tanto que alcancé un nivel de placer
muy parecido al orgasmo. Tengo muchas anécdotas de mi descubrimiento y
experimentación con el porno, pero ahondaré en ello en otra entrega.
La masturbación. Sí, fue en este
periodo. Por conversaciones sabía que muchos de mis compañeros de clase y
amigos se echaban una paja desde los doce. Yo, pues empecé “tarde”. Pero una
vez que inicié, no he podido parar… (jajajaja….bueno, tampoco así). Y descubrí
que mi placer sexual no sólo era genital. Avancé y exploré otros lugares de mi
cuerpo. En aquel entonces muchos rostros y cuerpos de gente que me gustaba
poblaban mi mente. Y nunca me ha faltado imaginación (creo…jeje). Me regalé a
mi mismo los más fabulosos orgasmos. Pero me invadía la vergüenza, el miedo y
lo manejé a nivel íntimo, secreto, no lo compartía ni con mis amigos. Era mi
placer culposo.
Tenía mucha información, pero era muy
apresurado definirme. No tenía que hacerlo, pero los mensajes que a diario
escuchaban me llevaban hacia una “definición”… Pero pasé de esos dramas ajenos
y continué mi exploración infinita. En esta etapa de autoplacer exploré “la
pasividad”, descubrí que el placer sexual no sólo estaba en la ilusión de la
penetración o en el pene como único apéndice de placer. Descubrí mi punto “P”,
al principio me daba mucho miedo, pero me gustaba muchísimo…
Creo que le seguirían mis exploraciones con
otros cuerpos distintos al mío, pero esa será en la 2da parte (…jeje). Aún, me
sonrojo xD.
Wow, ¿hace calor aquí o soy yo? Esperando ansioso la segunda parte :)
ResponderEliminarjajaja.... es calor Virginio, muuuucho calor. Estamos a 40c en Managua xD jajaja Gracias x pasar.
ResponderEliminarWal nunca pense que estaria en una de tus historias( voy a cobrar jaajajja ) no mentira
ResponderEliminarARLEN
AUCCCCCCCCCCCHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH bueno hace cuanto no se ponía si de caliente este tu lugar de inventos Waldirsito bandido jajajajajaja,,, pues te felicito por que, aparte de contar una de tus experiencias, como tu dices, quizás logres descontruir una que otra idea que aún pueblan la atmosfera que nos rodea... esperando la segunda parte no te dilates, que exito ver a don Virginio por aca....
ResponderEliminarMe encanta que hables tan abiertamente de TODO. Hace falta más gente así, ¡¡ánimo!!
ResponderEliminarGracias por valorarlo Anerol, gracias por pasar por acá :D
EliminarMuy buenoooo!!!!!!!!!!!!!!!!!!
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