La piel es frágil

"Self portrait: la piel" by Waldir Ruiz

La piel es frágil, si, muy frágil. Pero también es fuerte, digo yo. 

Pienso en la piel. En las marcas. Mis marcas. Aquellas visibles, palpables, admirables y aborrecibles. También en las efímeras, las que casi nunca notamos.Paula Bonet me ha hecho pensar en la fragilidad de la piel. Lo fácil que se marca, lo feo que suelen ser, lo memorable, incluso, en aquellas que duelen y siguen doliendo.  En mis piernas, por ejemplo, tengo cicatrices poco perceptibles, o tal vez sólo recuerde la historia de tres: cuando me caí de la bicicleta, cuando me rayó la rama de un árbol y cuando me rayó la rama de otro árbol.

Yo no acabo de ser nada. Nunca. Muy literato para ser periodista. Muy periodista para ser literato, dicen. Muy oscuro para ser blanco, a veces, muy claro para ser negro… y la lista sigue. Es la piel, si, el lienzo que guarda y expresa nuestra historia. Algo curioso es que nunca tuve acné de adolescente, más bien fue en mis años universitarios cuando batallé contra este problema dermatológico (lucha todavía en pie…jeje). Mi piel se volvió frágil, susceptible, alérgica, rencorosa. Halló su “errónea” forma de expresión. Me enojaba, pero poco a poco aprendí a vivir con ella, a cuidarla, a amarla. Y está volviendo, sanita, se siente, pueden deslizarse mis dedos sobre ella; ya no se ve igual, pero aguarda, todavía, sobras de mi inocencia.

Y qué decir de los lunares. Lindos. De niño no me gustaban. Los aprendí a amar en miradas ajenas a mi cuerpo. Aprecié los de otros cuerpos. Son nuestro sello natural, contables, incontables, pistas escondidas. También están las marcas que me dejan los calcetines, las de los calzoncillos, las de la última asoleada, las del moretón que me amaneció hoy, las del último abrazo. La piel es frágil, si, pero también es fuerte. Tenaz. Vuelve. Cambia. Se expresa solitaria con su propio idioma: las marcas.