lunes, 23 de febrero de 2015

Antes que termine febrero





Más allá de los emoticones de corazones, este febrero ha sido para reflexionar. Si, mientras se prepara un mensaje o se trabaja en una campaña alguien como yo acaba lleno de muchas reflexiones, nuevas preguntas y muy pocas respuestas. Más aun si se trata del amor romántico que, como el machismo, jode la vida en muchas escalas y distintas intensidades. Si, como los terremotos. 


Desde mi práctica amorosa me ubico como una persona perteneciente a una generación que ha dejado muy atrás ese amor de la vieja escuela; pero que, obviamente, me he tenido que enfrentar a nuevas formas y mutaciones de ese amor romántico, patriarcal y machista. Desde la práctica política-personal de la disidencia de género y sexual me ha tocado enfrentarme y sobrevivir también a esas sutiles-pero no menos peligrosas- formas de violencia que propicia esta cultura del “amor” que aprendemos.

Una de las cosas que más he reflexionado en este febrero ha sido en las barreras de edad, etnia, clase, género y poder que sí existen. Ya saben, aquellos mitos del amor tipo: “en el amor no hay edad” y una enorme lista de frases e historias, desde la literatura hasta el cine, en donde nos hacen creer que ninguna de estas barreras existen cuando se trata de amor  y pues la realidad dista mucho.

Yo soy un gran creedor en que “cuando se quiere se puede”, pero esa idea puede contener sufrimiento implícito, además del obvio romanticismo que de por sí significa. Es duro amar a alguien desde un segundo idioma. Desde un segundo/lugar todo. Y también es muy difícil amar a alguien desde una diferencia de 20 años de edad. Si, tipo 25 y 46. Lo es. Y aunque lo del idioma y la cultura es prácticamente salvable de mil maneras: ¡Ahora casi todos somos cosmopolitas! Desde mi experiencia no he podido con lo de la edad, porque al final, esto deviene en muchas otras cosas y percepciones de lo que significa construir una relación. 

Yo creo que hay que aprender y ser inteligentes emocionalmente. Nada de violencias, berrinches tontos y caprichos. Hay que elegir estar bien y si estar bien nos lleva a estar sin pareja, pues mejor. La amistad, la solidaridad, y demás muestras de amor han demostrado, sin duda, poder más y ser superior desde donde se les mire.
  
{¿Usted tiene alguna barrera que no ha podido superar?}  »Contando

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