José era el hermano de en medio. Pareciera que nacer a la mitad de la camada automáticamente lo colocara en un lugar subvalorado, como si desde el mismo instante de su nacimiento todo estuviera confabulado para marcar su destino de la manera menos favorecedora. Eran finales de los años 70s en la Nicaragua tropical post terremoto, el inicio del fin de la dictadura somocista, el inclemente sol que pareciera detener el tiempo en este pedazo de tierra maldito porque claro está que la belleza salvaje siempre será una maldición.