A veces las
montañas parecen arder de abajo hacia arriba sin apagarse.
Fede es el
compañero perfecto, hablamos cuando queremos y nuestros silencios son cómodos
como una brisa.
Acá también
las montañas se encogen de noche y solo somos la calle, nosotros, el cielo
forrado de estrellas.
Fede es el
mejor compañero, sabemos cuándo es bueno para ir por una cerveza.
A veces,
Tílcara, Maimará, Purmamarca… Montañas y cerros policromáticos, unos campos de
hortalizas, dos gatitas, un par de perras.
Carli y la Gis,
eternos amigos óptimos. ¿Encendemos un porro y vamos prendiendo el fuego?
Nos veremos en
el sol. Allá donde las montañas también se encogen de noche.
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